VI Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclos A, B y C - Autores Catolicos

HISTORIA
5.-La admiración y sumisión natural de los indios ante
las obras excelentes tanto del Incanato como de los
cristianos.
Teorema.-Seamos “habrientos” © y “leprosos” (B) de/ante “la plenitud” (A).
Seny.-“Cuanto mayor sea el déficit público, mayor será su deuda; y cuanto más
se incrementa ésta, menores recursos deja para que la economía productiva
genere valor añadido y trabajo”. (La cumbre del G-4, LA GACETA, 19-12-010).
Ante un puente de doscientos pasos sobre el río
Apurímac. “Ellos estaban tan admirados de la nueva obra
cuan deseosos de recibir al Príncipe que tal máquina
mandó hacer, porque los indios del Perú en aquellos
tiempos, y aun hasta que fueron los españoles, fueron
tan simples que cualquiera cosa nueva que otro
inventase, que ellos no hubiesen visto, bastaba para
que se rindiesen y reconociesen por divinos hijos del
Sol a los que las hacían. Y así ninguna cosa la admiró
tanto para que tuviesen a los españoles por dioses y se
sujetasen a ellos en la primera conquista, como verlos
pelear sobre animales tan feroces como al parecer de
ellos son los caballos, y verles tirar con arcabuces y
matar al enemigo a doscientos o trescientos pasos. Por
estas dos cosas, que fueron principales, sin otras que
en ellos vieron los indios, los tuvieron por hijos del
Sol y se rindieron con tan poca resistencia como
hicieron, y después también han mostrado y muestran la
misma admiración y reconocimiento cada vez que los
españoles sacan alguna cosa nueva que ellos no han
visto, como ver molinos para moler trigo, y arar
bueyes, hacer arcos de bóveda de cantería en las
puentes que han hecho en los ríos, que les parece que
todo aquel gran peso está en el aire; por las cuales
cosas y otras que cada día ven, dicen que merecen los
españoles que los indios los sirvan. Pues como en
tiempo del Inca Maita Cápac era aún mayor esta
simplicidad, recibieron aquellos indios tanta
admiración de la obra de la puente que sola ella fue
parte para que muchas provincias de aquella comarca
recibiesen al Inca sin contradicción alguna, y una de
ellas fue la que llaman Chumpiuillca”. (Inca Garcilaso
de la Vega: Comentarios reales, III, c. VIII).
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