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descargar - Instituto Nacional del Teatro

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mala. Es un hecho y una forma de abordar el eje temporal<strong>del</strong> relato. Pero si la comunidad acepta que únicamente hayuna forma de trabajar la temporalidad de los relatos, estáclaro tanto para el artista cuando lo produce como parael lector cuando lo decodifica, basarse en esa lógica paradesarrollar su tarea. Es objetivo. La obra, ¿transcurre enmás de una jornada solar?El mundo actual parece plantear una relación con el conceptode obra totalmente diferente haciendo estallar por lotanto las categorías. Hoy no existirían elementos que a lainstitución artística le permitan definir con cierta claridad loque llamamos arte y lo que no. ¿Cuál es esa frontera? Claroque también sucede que cierto tipo de espectadores exigenque una obra de teatro tenga una duración determinada,trate sobre determinados temas, no muestre determinadascosas, use un tipo de lenguaje, etc., etc. Pero esto no significaque sea lo dominante. Esto obedece a una remanencia<strong>del</strong> siglo xx que sigue operando pero que ya no es la norma.Hoy, para decirlo muy postmodernamente, la norma es laausencia de norma. Y esa ausencia lo que hace, para eltrabajo cotidiano <strong>del</strong> crítico, es desdibujar la zona desde laque producir su tarea. ¿Cómo se juzga? ¿Cómo se evalúa?La existencia de poéticas era una forma clara de determinarel valor de una obra.Algo muy similar, y de forma paralela a lo anterior, la ideade géneros claramente <strong>del</strong>imitados funcionaba como unsistema de lectura.La ausencia de esa posibilidad de sistematizar se vuelve,para el trabajo concreto de la crítica, una dificultad paraestablecer la lectura. El crítico habitualmente se servíade los condimentos genéricos para esclarecer la lectura yestablecer desde allí tanto su análisis como su juicio. Laimposibilidad de servirse de esas herramientas deja a nuestrotrabajo en un estado de orfandad <strong>del</strong> que únicamente elanálisis podrá librarnos.Entre el juicio y el análisis.De LA MIRADA CRÍTICA a LA MIRADA DEL CRÍTICO¿En qué consiste entonces, según nuestra perspectiva, lamirada <strong>del</strong> crítico?Aquí deberíamos establecer una primera diferenciación.Cuando hablamos de la mirada <strong>del</strong> crítico no estamos hablandode la mirada crítica. Estos son dos elementos totalmentedistintos que jamás deberían haber sido confundidos.Con la aparición de la llamada “sociedad de la información”y con “la división <strong>del</strong> trabajo” el crítico se autoerige en unasuerte de animal muy extraño: el espectador profesional. Ylos mismos críticos no hemos sabido establecer la diferencia.El espectador profesional sería aquel tipo de personaque simplemente porque va asiduamente al teatro devieneluego en crítico, pero para que esta operación se completeel crítico debió convertirse en juez <strong>del</strong> gusto haciendo quesu gusto se convierta en norma, o que la norma le dicte elgusto. Así hoy, por ejemplo, no diferenciamos periodismode espectáculos de crítica artística. Hoy, cualquier personaque disponga de una cámara, un micrófono o una página enblanco en algún medio puede erigirse en crítico, porque alfin y al cabo, lo único que se le pide es que diga si le gustó ono le gustó. Es decir, que realice un juicio. Pero el problemaes que si el gusto es propio <strong>del</strong> espectador, el convertir elgusto en canon es la posibilidad que tiene el profesional,el espectador profesional. Esto afortunadamente no haocurrido tan fuertemente en algunas artes tales como laliteratura y las artes visuales. Pero aquellas que tambiénforman parte <strong>del</strong> “show”, como el teatro, el cine y la música,padecen estos problemas. Es fácil decir que la actuación deNorma Aleandro fue profunda. Cualquier persona que sehaya sentido emocionada puede realizar ese juicio. Alcanzasimplemente con ser una persona sensible.El problema de la crítica no tiene que ver con si la actuaciónes profunda o la puesta en escena “acertada” (¿qué es loacertado en el arte?). El problema aquí tampoco es tener elconocimiento adecuado como para analizar si tal propuestaactoral es coherente con relación al texto, a cómo dialogacon los otros signos que integran el espectáculo, a cómo seinserta en la historia de la actuación de una determinadacultura, entre muchos otros elementos. Porque para esose estudia un poco y listo. Lo fundamental es pensar elproblema <strong>del</strong> significado y no caer en la actitud académicatecnócrata y estructuralista. Adjetivar una actuación es loque puede hacer muy fácilmente el espectador y cuando nosenteramos de esa opinión es porque esta persona se convirtióen un espectador profesional. Pero la pregunta aquí es: ¿quédiferencia hay entre este sujeto y aquel adolescente al que18 CUADERNOS DE PICADERO

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