“Si bien la multiplicidad de materias significantesque constituyen la puesta en escena y su carácterde actividad instantánea y efímera duplican lasdificultades, habrá que reconocer que tanto la teoríacomo la crítica teatral, en la actualidad, determinanqué es teatro y cuál es el teatro que merece ser visto.”producciones, hay premios, hay subsidios, hay múltiplesinstancias concretas que ponen en el centro un tipo de teatroy dejan otro/s en los márgenes.En el caso puntual de ciertas puestas porteñas que tuvieronsu origen lejos de los lugares de generación de canon,finalmente se han canonizado. La razones son diversas: losdirectores fueron invitados a estrenar en teatros oficiales,son invitados a festivales internacionales o tienen páginasen revistas especializadas de teatro (académicas y no académicas)o porque paradoja de lo teatral, se han comenzado apublicar sus obras. ¿No son todas estas razones suficientespara pensar en la ‘canonicidad’ de las puestas teatrales?Así como el concepto de “literariedad” es interpretablesocioculturamente, con el término a través <strong>del</strong> cual se intentedar cuenta de lo teatral, sucederá lo mismo. Y con élla noción de canon será inestable, más aún que con respectoa lo literario, porque el objeto es inestable, porque solopuede permanecer bajo otras formas que sólo lo refieren.Peter Brook (1989: s/d) sostiene que el teatro siempre seafirma en el presente y que se distingue de las demás artespor ser de carácter no permanente (no exclusivo de este,por supuesto), sin que haya nada que lo fije. Afirma que losensayos no llevan al estreno, que los actores no construyenpersonajes como si fueran paredes, sino que los intérpretescreadores están siempre dispuestos a descartar su labor previapara empezar de nuevo. Paradojal tiene que ser entoncessu relación con el canon, que intenta ordenar, ser memoria,funcionar como dogma, constituirse en autoridad de lectura.La crítica que ocupa, entre otros el lugar de construcción<strong>del</strong> canon, está situada necesariamente en una instancia,al menos, incómoda.Bibliografía- Eagleton, T. (1984) La función de la crítica, Buenos Aires: Paidós.1999.- Brook, P.( 1989) Provocaciones. 40 años de exploración en elteatro, Buenos Aires: Fausto.- Fowler, A. (1988) Género y canon literario en Garrido Gallardo (Ed)Teoría de los géneros literarios, Madrid: Arco/libros.36 CUADERNOS DE PICADERO
La crítica teatral, el mundoy la búsqueda de equilibrioPor VICTORIA EANDI / ArgentinaSuele hacerse una distinción fundamental respecto de lacrítica teatral, la que separa a la crítica que se realiza enlos diarios de la que se produce en forma ensayística enpublicaciones como libros o revistas especializadas. Es enesta última donde, en teoría y por razones obvias ligadas alespacio, al tiempo, al contexto y a la pertinencia, el críticoque proviene de la Universidad desarrollaría más profunday extensamente sus reflexiones, apreciaciones, valoracionese incluso propondría nuevas categorías e hipótesis y desplegaríatodo un aparato teórico.No haré referencia a las ya largamente debatidas limitacionesy constricciones <strong>del</strong> crítico de los diarios, relacionadascon exigencias editoriales y de rapidez en la entrega, perosí a la posibilidad de buscar un cierto “equilibrio”. Esto eslo que procuro hacer a la hora de escribir para el medio enel que colaboro, en el que afortunadamente hay una granapertura en cuanto a la elección y a la reflexión sobre elmaterial al cual uno decida referirse, flexibilidad en el espacioy algo fundamental: la ausencia de calificación, lo queevita desvirtuar la crítica, coronándola con la arbitrariedad(y superficialidad) <strong>del</strong> puntaje.Con “equilibrio” me refiero a intentar conjugar lasnecesidades básicas que demanda un artículo sobre undeterminado espectáculo –que tienen que ver con poner allector y potencial espectador al tanto <strong>del</strong> tema de la obra,la trayectoria <strong>del</strong> autor, el director o de los actores y todotipo de información que sea válida para que tome contactocon el material– con reflexiones más profundas que inevitablementeestarán teñidas con las impresiones personalesy la subjetividad de quien escribe. Es una quimera, casi unoxímoron, pretender que haya objetividad en la crítica. Ahorabien, en esa subjetividad van implícitas las competencias, laslecturas, la historia de expectación y todo el bagaje adquirido,sea el crítico de un ámbito académico o no. Lo ideal es quetoda valoración vaya acompañada de una fundamentaciónque le aporte al espectador claves y herramientas de lectura,que le abra puertas para reflexionar, que le permita establecerpuntos de contacto con su propio bagaje y no que simplementelo persuada o lo disuada de ver el espectáculo.Pero es a la vez primordial no caer en el exhibicionismointelectual, donde la crítica se convierte en instrumento <strong>del</strong>ucimiento <strong>del</strong> que la escribe y se anteponen sus conocimientosa la obra sobre la que se está reflexionando. En estesentido es también importante la claridad, que no es sinónimode vacuidad o superficialidad. A veces el exceso de academicismoes un obstáculo para el lector, aunque siempre esposible traducir ciertas ideas en términos sencillos. En pocaspalabras, uno se ve ante la difícil tarea de encontrar el puntojusto y no subestimar ni sobreestimar al interlocutor. De másestá decir que hay otros contextos más adecuados que undiario para extenderse analíticamente sobre un espectáculo,pero eso no impide que la crítica periodística sea profunda yprovoque algún pensamiento en el lector.Edward Said propone en su libro El mundo, el texto y elcrítico 1 una elocuente visión sobre el crítico, que aunquese refiera al ensayo podemos extenderlo a otro campos:“La crítica adopta la modalidad <strong>del</strong> comentario sobre y <strong>del</strong>a evaluación <strong>del</strong> arte; sin embargo, la crítica en realidadsignifica más como proceso preparatorio y necesariamenteincompleto para el juicio y la evaluación. Lo que el ensayocrítico hace es empezar a crear los valores mediante loscuales se juzga el arte. (…) Una inhibición importante sobreTEATRO & CRÍTICA37