¿Para qué sirve la crítica hoy?Sensaciones de un críticosobre los reclamos de los tearistasPor MARÍA NATACHA KOSS / ArgentinaLos críticos siempre tuvimos una posición un tanto <strong>del</strong>icadadentro <strong>del</strong> ámbito teatral: desde verdaderos conocedores hastasanguijuelas chupasangre, no nos faltó ningún adjetivo. Hoyvolvemos a atravesar una posición <strong>del</strong>icada, principalmentepor el rol de los medios masivos en términos generales.¿Para qué sirven los críticos hoy? Esta reflexión es absolutamenteimpresionista, y se basa en las devoluciones deuna crítica que hice en abril de 2008 en Alternativa Teatral.Desde hace un tiempo, en la revista pudimos habilitar unespacio para que los lectores opinen sobre las notas, reportajesy críticas que hacemos. La idea es poder entablar undiálogo entre los espectadores amateurs (los lectores) y losespectadores profesionales (nosotros).En una crítica que yo realicé sobre una obra <strong>del</strong> off decíaque, si bien era loable la labor <strong>del</strong> elenco, me había ido <strong>del</strong>teatro con una sensación de déjà vu. Las condiciones queimponen las salas en cuanto a duración de las obras, espacioescénico, escenografía, etc., están cercenando la produccióny la creación.El director, furioso, escribió una carta de réplica tanto o máslarga que mi nota, apuntando, entre otras cosas, lo siguiente:como no tuvimos oportunidad de charlar un rato “cara acara”, poco podía opinar yo sobre la obra porque no conocíani las intenciones ni el proceso de producción. El elenco habíagastado una buena parte <strong>del</strong> dinero en pagarle a un agentede prensa, y yo no les estaba justificando dicho gasto, porqueel público iba a considerar ir o no ir a ver la obra en funciónde mi crítica. Yo estaba emitiendo un juicio, sin que existademasiada lógica ni justificación en la designación de mi rolcomo espectadora especializada y el suyo como teatrista. Ypor lo tanto, cuando hablaba de la pauperización de la escenaoff porteña, estaba “alimentando el goce sádico que implica laposibilidad de colocar al prójimo en un lugar inferior al mío”.Ante lo cual arremetía: “A veces me pregunto: ¿por qué nosalen a la cancha y hacen teatro?” Y más o menos cerrabacon un blanqueo: “¿Y entonces este tipo para qué se pagóuna agente de prensa si piensa todo esto de los críticos?” Mirespuesta linda con lo absurdo pero a la vez es absolutamentereal: consideramos que, según lo expuesto en la primer partede este escrito, eso ayudaría a traer más gente.”Esta carta <strong>del</strong> director, provocó lo que para nosotros es unaluvión de opiniones: doce personas decidieron dejar susvariados puntos de vista sobre el tema.Lo interesante de esta anécdota, es que explicitó unasensación muy marcada que yo venía teniendo de un tiempoa esta parte.Sería ridículo pensar que el teatro no es un producto culturalde mercado casi como cualquier otro; pero hoy en día elteatro off se está organizando de forma bastante perversa.La mayoría de los proyectos independientes, que sólo reciben(en el mejor de los casos) un subsidio <strong>del</strong> <strong>Instituto</strong> <strong>Nacional</strong><strong>del</strong> <strong>Teatro</strong>, tienen tres o cuatro grandes gastos: el alquilerde la sala, los derechos de autor, la prensa. En cuanto alos realizadores, cobran los escenógrafos, los sonidistas,los iluminadores, los vestuaristas, y para el fondo <strong>del</strong> tarroquedan los actores y el director. Tardan más o menos un añoen armar una obra que, por lo general, pueden poner una vezpor semana en un teatro de cincuenta butacas.40 CUADERNOS DE PICADERO
Ahora bien, ¿por qué los críticos no podemos hablar sobreesto también, cuando hablamos de una obra? Y el hecho denombrarlo, problematizarlo, sacarlo a la luz, ¿no contribuyeen nada a la solución <strong>del</strong> problema?Pero hay una cuestión más relevante en todo esto y es:una obra debe valer por sí misma, más allá de los condicionamientosde su realización. El teatro oficial da tres mesespara ensayar y estrenar, pero nunca escuché a nadie ponereso como justificación ante un problema artístico.Creo que es interesantísimo hablar con los teatreros,saber cómo piensan, por qué hacen lo que hacen, cómo fueel proceso de producción, la elección <strong>del</strong> elenco, etc. Perotambién creo que una obra debe valer independientementede esta información.Con esto no estoy proponiendo que el crítico no investigue,todo lo contrario. La formación permanente y la informacióncorroborada son las bases de cualquier buen profesional.Pero antes que todo esto está la obra en cuestión.Por eso, y volviendo a la pregunta inicial, un crítico hoy sirve,en principio, para dar panoramas generales <strong>del</strong> campo teatral,cosa que los teatreros no pueden, por el simple hecho de queestán trabajando al mismo tiempo que sus colegas. Pero además,en su rol de intermediario y gracias a este paneo general,pueden dar visibilidad a personas que considera valiosas.Asimismo debería dar herramientas para analizar las obras,crear debates sobre cuestiones que afecten a la actividad,proponer opiniones propias sobre los temas que trata, etc.El teatro existe gracias a una división <strong>del</strong> trabajo según lacual hay algunas personas que actúan y otras que espectan.Que alguien elija uno de esos dos lugares no quiere decir quesea inútil en el otro, simplemente quiere decir que decidióespecializarse en eso y por lo tanto es ridículo exigirle otracosa.Muchas son las funciones que un crítico puede cumplir,pero definitivamente la que no le corresponde es la deagente de prensa.Un crítico hoy sirve, en principio, para dar panoramasgenerales <strong>del</strong> campo teatral, cosa que los teatreros nopueden, por el simple hecho de que están trabajando almismo tiempo que sus colegas. Pero además, en su rolde intermediario y gracias a este paneo general, puedendar visibilidad a personas que considera valiosas.Asimismo debería dar herramientas para analizar lasobras, crear debates sobre cuestiones que afecten a laactividad, proponer opiniones propias sobre los temasque trata, etc.TEATRO & CRÍTICA41