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descargar - Instituto Nacional del Teatro

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El crítico queconstruye teatralidady acompaña sonrientePor NARA MANSUR / CubaUn concepto utópico, bastante inasible el de teatralidad, alque vamos incorporando sensaciones, términos, que vamoscorriendo de lugar en relación a los signos de la época. Losmismos signos que aguzan nuestra mirada, la van formando.Tan escurridizo como específico, que ubicamos con mayorclaridad y casi sin peligro de errar en los últimos añosen áreas, manifestaciones, ambientes, de preferencia noteatrales o no etiquetados como teatro… como si por unaoperación de contraste siempre esa calidad o “espesor designos” estuviera en un reality, una pasarela, un estereotipotelevisivo, esquemas como el cabaret, el ballet, los ritualesdeportivos, los actos políticos. Pero de esto se ocupan profusamentelos estudios de la performance.El crítico teatral escribe y reescribe asociaciones que en suoperación de paseante curioso descubre en medio de la multitudrecortada que es el público. Un experto, un espectadorentrenado en elaborar un discurso especializado, elitista, yextrañamente acompañado o leído por los artistas, inclusoa quienes dedica sus palabras.La teatralidad viene dada por la potencialidad de un teatro,por la percepción de artificios o ilusiones que propone aludiendoa definirse, a definir el teatro a través de su recepción. Peroqué recibe el crítico, cuál es su marco o contexto de estudio,sus ideas previas, sus circunstancias, sus vínculos afectivosy de deseo en relación a su objeto de estudio. Se trata de unavisualización, de un continente que nos incluye, no de islas,<strong>del</strong> teatro como máquina de mirar (el mundo como teatro,una primera metáfora o el teatro como museo, una analogía).La teatralidad deviene punto de vista, la escena denuestra visión histórica y de los micro-relatos que establecemos,no con afán cronológico sino de las descabelladassubjetividades que podemos desplegar. El crítico respiraesa energía que puede llamar teatralidad o satisfacersepor encontrar sus hipótesis de biblioteca, presupuestosteóricos, algunos ejemplos que no ha podido concretar,palabras que dedica a su artista favorito. Pero tambiénrespira la transpiración, el riesgo que se nota, el cuchicheoindiscreto, la vida social que lo reconoce a la entrada, loerótico que de tanto en tanto manifiesta el teatro comomontaña rusa, como salto al vacío, como inmersión sinapnea. Los acontecimientos teatrales, los que tienen quever con los procesos de investigación y la parafernalia deproducción, relaciones públicas, mercadeo, signan también,firman también junto a él y cargan de teatralidad su trance:¿en quién se convierte cada vez?Cada nueva circunstancia identifica sus intereses y loobliga a negociar con su ética y la interpretación quelleva a cabo. Lo arbitrario y gratuito <strong>del</strong> arte, el placer desus operaciones y la posibilidad de la imaginación comopalanca de las acciones, lo coloca en un difícil pero placenterotrance… ¿Responde con los mismos presupuestosentonces? ¿Se vuelve poeta, paseante, faquir? ¿Cómo lehabla al espectáculo? ¿Es su discurso de la misma condiciónque el <strong>del</strong> personaje para el que hablar es actuar? ¿Sólole habla al espectáculo, a los artistas o se trata de que sudiscurso construye teatralidad desde su propia vida perso-22 CUADERNOS DE PICADERO

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