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Jone M Hernández García Elixabete Imaz Martínez

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Si ellos hacen un mal bertso, será sólo eso, un mal bertso, no quiere decir que no puedan hacer<br />

otros mejores, no quiere decir que no puedan aspirar a ser bertsolaris. Así, Endika, otro joven bertsolari<br />

entrevistado, aseguraba que sus carencias como bertsolaris son tales que cuando comienza<br />

a cantar un bertso no está seguro de ser capaz de terminarlo. Aún y todo admite que suele estar<br />

dispuesto a participar en los eventos bertsolarísticos para los que es requerido:<br />

Eta gaur da eguna hasten naizela ni bertsotan eta zalantzan sartzen jataz (bertsoa) bukatuko<br />

doten edo ez doten bukatuko… (Endika, 25 años, IH-8) 108 .<br />

Vinculada a esta dificultad de expresión/aparición en público habría que señalar la idea -citada<br />

por varias informantes- de que en general las chicas jóvenes que acceden a las escuelas de bertsos<br />

prefieren –en sus inicios- pasar una larga temporada estudiando y escribiendo versos, sin cantar<br />

y/o improvisar ante sus compañeras y compañeros. Da la impresión de buscar y cultivar el arrope<br />

del papel, de la escritura, al menos hasta sentir la suficiente seguridad en si mismas. Sólo entonces,<br />

y en muchos casos casi obligadas por sus profesoras o profesores, se decidirán a dar el paso.<br />

Mikeldi se refería a esta cuestión con las siguientes palabras:<br />

Neskak idatzizkoetan sumatu izan ditut gusturago, lasaiago. Adibidez, hor neskek sari gehiago<br />

lortuko zituzten idatziz, mutilek baino, ez dakit zergatik. (Mikeldi, 19 años, IH-4) 109 .<br />

Unido a la tensión que supone este alto nivel de autoexigencia estaría la presión que estas jóvenes<br />

sienten frente a la competición (txapelketa). Aunque algunas reconocen sentirse motivadas ante el<br />

hecho de tomar parte en este tipo de eventos, otras parecen encontrarse especialmente incomodas en<br />

un contexto de competición, sobre todo, si tienen la sensación de que “no son buenas”. Una “mala<br />

experiencia” en una competición puede ser el elemento detonante para abandonar el bertsolarismo.<br />

Algunas se niegan incluso a pasar por esa experiencia.<br />

Mikeldi hablaba de su experiencia al respecto de esta cuestión:<br />

Txapelketarako igual beti eduki dugu joera handiago mutilek neskek baino, behintzat gure<br />

bertsoeskolan txapelketan parte hartu dugun gehienak mutilak izango ginen, neskak bi edo<br />

izango ziren, eta mutilak zortzi bat. (Mikeldi, 19 años, IH-4) 110 .<br />

Estos aspectos nos llevan a pensar en el punto de partida: cuando las y los jóvenes, en algunos<br />

casos aún muy jóvenes, llegan a la escuela de bertsolarismo ¿en qué condiciones llegan?, ¿con qué<br />

habilidades llegan?, ¿cuáles de estas habilidades encajan con las demandas del bertsolarismo?,<br />

¿cuáles se adaptan con mayor facilidad en el entorno –tradicional, habitual- del bertsolarismo?,<br />

sé, pero lo que se ve es que muchas chicas se quedan en el camino, y muchas de las mejores, a las que se las veía<br />

más capacitadas, o las más brillantes desde ese punto de vista, muchas veces cuando se trata de chicas, se quedan<br />

en el camino. Y eso, ¿cómo nos lo permitimos, cuando las bertsoeskolas surgieron en los años 70?¿Cómo no hemos<br />

trabajado eso más? No sé, o sea, desde muchos aspectos. (Maitane, 26 años, IM-9).<br />

108 Y hoy es el día en que empiezo a hacer un bertso y me entran dudas de si lo acabaré o no… (Endika, 25 años,<br />

IH-8).<br />

109 Yo he notado a las chicas más a gusto en el bertso escrito, más tranquilas. Por ejemplo, ahí las chicas conseguirían<br />

más premios, en escritura, que los chicos, no sé por qué. (Mikeldi, 19 años, IH-4).<br />

110 Igual para las competiciones siempre hemos tenido más tendencia los chicos que las chicas, al menos en nuestra<br />

bertsoeskola la mayoría de quienes hemos participado en el campeonato éramos chicos: las chicas serían unas<br />

dos, y unos ocho los chicos. (Mikeldi, 19 años, IH-4).<br />

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