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MIEDO Y CONTROL:<br />
COMPONENTES Y<br />
ANTECEDENTES DE LA<br />
VIOLENCIA CONTRA LAS<br />
MUJERES<br />
A<br />
pesar de la violencia presente entre los jóvenes<br />
varones, bien como juego y demostración de su<br />
virilidad, o bien como castigo al hombre considerado<br />
“no varonil”, el miedo no es algo ligado<br />
al ser hombre sino al ser mujer. Es más, las mujeres<br />
tienden a excluir a los hombres del miedo compartido:<br />
al no ser mujer, no se puede compartir el miedo a la agresión sexual a la que están sujetas las chicas.<br />
Los chicos sienten miedo de ser atacados (y de hecho más de uno de los entrevistados relata haber<br />
sido atacado más de una vez) pero reconocen que no es lo mismo que una agresión sexual, y las<br />
chicas refuerzan esta idea:<br />
No es lo mismo para un hombre que para una mujer… Es que el miedo, yo y muchas mujeres<br />
como yo, es que los llevamos a cuestas. (Miriam, 29 años, IM-13).<br />
Ser objeto de deseo es también ser objeto de abuso y, paradójicamente, aunque las jóvenes<br />
reconocen que tienen más libertad que la que tuvieron sus madres a su edad, la sensación de que<br />
el peligro existe, o incluso es mayor, es evidente tanto para ellas como para sus madres y padres,<br />
lo que supone tomar precauciones y, en definitiva, menos libertad y más control sobre ellas a la<br />
hora de salir de noche o volver a casa sola. Rosalía, con 16 años, cree que si fuera chico tendría<br />
más libertad para muchas cosas, pero entiende que la restricción de su libertad es justificada -como<br />
medida preventiva- por el mayor riesgo que corren ellas:<br />
Ba, bai, konturatzen zara, ez? Ba, adibidez, parrandan ateratzean, mutilek askoz ere […]<br />
arrisku gutxiago dute neskek baino eta batzutan esaten dezu… jo, mutila izango banitz askoz<br />
gauza askotarako, ez dakit, askatasun haundiagoa duzula. (Rosalía, 16 años, IM-2) 40 .<br />
Otras, como Julia (26 años), creen que el miedo es desproporcionado con respecto al peligro, que<br />
es resultado del mayor eco de las agresiones, de la mayor cobertura que se está dando a la violencia<br />
de género, expuesta como está a la crítica y condena social. Esto último se considera positivo,<br />
pero al mismo tiempo, alguna joven se pregunta si el miedo que crea y el subsiguiente aumento de<br />
control sobre las chicas no es exagerado, algo que ya denunció Carole Vance (1989) cuando trató<br />
el tema de la “mitología cultural de la violencia sexual” y propuso hacer una política sexual desde<br />
el placer en vez de desde el miedo.<br />
El miedo es algo presente en la vida de las adolescentes, miedo que puede irse controlando a<br />
medida que avanzan en la edad, o no, porque se reconoce que es algo colectivo. Ser mujer significa<br />
compartir el miedo de ser abusada física y sexualmente. Es conocer el miedo, interiorizarlo y<br />
socializarlo; es decir, que se puede identificar con el miedo de otras mujeres, con las que se puede<br />
sentir empatía (y no solo simpatizar) cuando han sufrido agresiones, algo que, dicen, no pueden<br />
experimentar los hombres. Una joven relata que al comentar el asesinato de Nagore Laffage 41 con<br />
un amigo, le decía que él nunca iba a poder sentir lo mismo que ella, siendo mujer, frente a un caso<br />
como aquel:<br />
40 Pues, sí, te das cuenta, ¿no? Pues, por ejemplo, al salir de juerga, los chicos tienen mucho menos […] riesgo que<br />
las chicas, y a veces dices… jo, si fuera chico, no sé, pues que tienes más libertad para muchas más cosas. (Rosalía,<br />
16 años, IM-2).<br />
41 Joven estudiante de enfermería que fue asesinada por José Diego Yllanes, un joven psiquiatra, en Pamplona,<br />
durante los Sanfermines del año 2008.<br />
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