1.2 La cabeza bien puesta
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extendieran no sólo a escala de nuestro continente ya marcado<br />
por la civilización que ha creado y por una comunidad<br />
de destino cada vez más evidente, sino también al conjunto<br />
de un planeta que ahora se reconoce como una sola casa<br />
-home, Heimat- para la especie humana y que está amenazado<br />
por el mayor de los peligros, por la propia especie<br />
hUI: n a r: a. Como la co unidad nacional, la comunidad planetana<br />
18ne su enemIgo, pero la diferencia radical es que el<br />
enemIgo está más en nosotros mismos y que es difícil<br />
reconocerlo .<br />
enfrentarlo. Todo esto es lo que hace que<br />
estemos reCIen en los balbuceos de estas tomas de conciencia<br />
y de estas nuevas solidaridades.<br />
LA IDENTIDAD EUROPEA<br />
<strong>La</strong> historia nacional no puede comprenderse ai:;lada de la<br />
historia europea. Habría que mostrar que la Europa moderna<br />
ale de l crislida medieval al perder el mundo antiguo<br />
(calda de BIzanclO, en 1453), al descubrir el Nuevo Mundo<br />
(1492) y al cambiar de mundo (Copérnico, 1473-1543). Se<br />
desarrolló en un torbellino histórico en el que los desórdenes<br />
y antagonismos (luchas de Estado, luchas de clases luchas<br />
religiosas, luchas de ideas), lejos de contrariar el dearrollo<br />
económico, político, social, cultural, lo favorecen, aunque,<br />
por supuesto, con enormes pérdidas. Los Estados nacionales<br />
se vuelven soberanos absolutos en relación con todas las<br />
instanci s que podrían imaginarse superiores, se producen<br />
guerras Incesantes pero, hasta fines del siglo XIX, se forman<br />
y se vuelven a formar coaliciones que impiden que un solo<br />
Estado hegemonice a Europa. Habría que mostrar que a<br />
través de la Europa de las guerras se desarrolla y se propaga<br />
una cultura europea, basada no en un modelo, sino en el<br />
despertar de la problematización, operada por el retorno a<br />
las fuentes griegas, y que permite el despertar de la filosofía<br />
yel surgimiento de la ciencia: al mismo tiempo, esta cultura<br />
se basa en una dialógica (relación al mismo tiempo antagónica<br />
y complementaria) entre religión y fe , por una parte, y<br />
razón y duda, por otra. De ahí podría deducirse el surgimiento<br />
de una cultura científica, técnica, ideológica en la que<br />
emergió una concepción humanista y emancipadora del ser<br />
humano, en contradicción, por otra parte, con la formidable<br />
opresión dominadora que Europa hacía sufrir al resto del<br />
mundo. Hay que señalar el carácter transeuropeo de las<br />
grandes corrientes culturales modernas, que comienzan con<br />
el Renacimiento, parten de la Toscana y llegan a San<br />
Petersburgo, de las Luces que parten de París, del romanticismo<br />
que parte de J ena, en resumen, de todas las grandes<br />
corrientes literarias, artísticas, filosóficas que atraviesan<br />
toda Europa, hasta, inclusive, el surrealismo.<br />
Los grandes temas europeos se propagaron del Oeste al<br />
Este: el Estado nacional, la abolición de la servidumbre, el<br />
humanismo, la democracia, el desarrollo técnico y económico,<br />
el desarrollo científico. Sin embargo, el Este europeo no<br />
fue solamente receptor, también fue creador de civilización.<br />
<strong>La</strong> gran Rusia hizo surgir, en el siglo XIX, la más rica cultura<br />
poética, literaria, musical, que haya existido. El Imperio<br />
otomano, que dos veces amenazó a Viena, en los siglos XVI y<br />
XVII, fue, como todo imperio, al mismo tiempo opresor y<br />
civilizador. Permitió la coexistencia de etnias y de religiones,<br />
cosa que no pudo tolerar ningún imperio o reino occidental.<br />
Europa, en toda su riqueza, incluye, necesariamente, al<br />
Este, el N arte y el Sur mediterráneo.<br />
Europa había vivido inconscientemente una comunidad<br />
de destino hasta mediados del siglo xx, en la que incluyo las<br />
guerras que oponían y fortificaban a los Estados nacionales<br />
y que, a través de los cambios en las alianzas, impedían la<br />
hegemonía de un Estado por sobre otro. Hoy, intenta construirse<br />
a partir de una conciencia y de una voluntad de<br />
destino común. De manera que la conciencia de pertenencia<br />
a la identidad europea podría beneficiar el desarrollo de una<br />
ciudadanía europea.<br />
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