1.2 La cabeza bien puesta
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nalidad abierta a racionalidad cerrada; debe problematizar<br />
el progreso, que depende no sólo de una necesidad histórica<br />
sino de la voluntad consciente de los humanos. Así, una<br />
laicidad regenerada crearía, posiblemente, las condiciones<br />
de un nuevo Renacimiento.<br />
<strong>La</strong> reforma del pensamiento es una necesidad democrática<br />
clave: formar ciudadanos capaces de enfrentar los problemas<br />
de su tiempo es frenar el deterioro democrático que<br />
provoca, en todos los campos de la política, la expansión de<br />
la autoridad de los expertos, especialistas de todos los<br />
órdenes, que restringe progresivamente la competencia de<br />
los ciudadanos. Éstos están condenados a la aceptación<br />
ignorante de las decisiones de los que están obligados a<br />
saber, pero que tienen una inteligencia miope, porque no<br />
abarca la totalidad y es abstracta. El desarrollo de una<br />
democracia cognitiva no es posible más que den-tro de una<br />
reorganización del saber, que demanda una reforma del<br />
pensamiento que permitiría no sólo separar para conocer,<br />
sino también vincular lo que está separado, y en la que<br />
resucitarían de una nueva manera las nociones trituradas<br />
por la fragmentación disciplinar: el ser humano, la naturaleza,<br />
el cosmos, la realidad.<br />
<strong>La</strong> reforma del pensamiento es una necesidad histórica<br />
clave. Hoy somos víctimas de dos tipos de pensamiento<br />
cerrado: uno, el pensamiento fragmentario de la tecnociencia<br />
burocrática que segmenta el tejido complejo de lo real<br />
en lonjas de salchichón, el otro pensamiento, cada vez más<br />
cerrado, replegado en la etnia o en la nación, que corta en<br />
pedazos como si fuera un rompe<strong>cabeza</strong>s el tejido de la Tierra<br />
Patria. Por lo tanto, tenemos que rearmarnos intelectualmente<br />
empezando a pensar la complejidad, a enfrentar los<br />
desafíos de la agonía/nacimiento de esta época entre dos<br />
milenios y a intentar pensar los problemas de la humanidad<br />
en la era planetaria.<br />
Es una reforma vital para los ciudadanos del nuevo milenio,<br />
que permitiría el pleno empleo de sus aptitudes mentales y que<br />
constituiría, no por supuesto la única condición, pero una<br />
condición sine qua non para salir de nuestra barbarie.<br />
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ANEXO 1<br />
EL AGUJERO NEGRO<br />
DE LA LAICIDAD1<br />
Aparentemente, el sentido del término "laicidad" es clar?: es<br />
la racionalidad crítica o<strong>puesta</strong> a los dogmas, es la pluralIdad<br />
o<strong>puesta</strong> al monopolio de la verda. y, en su com <br />
te polí ico<br />
a favor de la escuela estatal, la lmcldad se defimo a comIenzos<br />
del siglo en oposición a la iglesia católica: ésta ocupaba<br />
una posición monopólica en la enseñanza, se preocupaba por<br />
imponer sus dogmas en la ciudadanía, no toleraba a pl ralidad<br />
en su seno se identificaba con los grupos reaCCIOnanos.<br />
<strong>La</strong> laicidad d la Tercera República no era consciente de<br />
que abrevaba su energía y su ardor no tanto en la simple idea<br />
de tolerancia y pluralismo sino en una relación subya ent .<br />
e<br />
de la que era portadora y que se había camuflado de cIentlficidad<br />
y racionalidad. Era la religión "católica" basada en la<br />
Trinidad providencial Razón-Ciencia-Progreso. <strong>La</strong> Razón y<br />
la Ciencia avanzaban en concordancia, expulsando a los<br />
errores y a las supersticiones, aportando sus beneficios a<br />
toda la humanidad. El Progreso había sido probado por la<br />
evolución biológica y garantizado por las Leyes de la Historia.<br />
De hecho era la ideología cientificista, de naturaleza<br />
dogmática y li'mitada, y no la ci ncia :<br />
la 9 :18 1 timaba est<br />
religión. Era un sistema de raclOnahzaclOn ngIdo y sacrahzado<br />
y no la racionalidad (inquieta y autocrítica p<br />
or n <br />
turaleza)<br />
el que era sacralizado en nombre de la Razon. ASI co o<br />
el marxismo disimulaba y justificaba, con una pretendIda<br />
cientificidad materialista y con un aparente racionalismo<br />
1 Artículo publicado en 1989 en Le Débat.<br />
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