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RELACIONES<br />
PÚBLICAS<br />
CARLOS BONILLA<br />
Socio y Consultor<br />
Senior de AB Estudio de<br />
Comunicación, firma de<br />
Consultoría en Relaciones<br />
Públicas y Vicepresidente<br />
de la Academia Mexicana<br />
de la Comunicación, A.C.<br />
FILANTROPÍA,<br />
SÓLO UNA PARTE DE LA RSE<br />
El concepto de Responsabilidad Social Empresarial<br />
está ligado con la teoría de los stakeholders,<br />
neologismo inglés traducible como públicos<br />
implicados en la actividad de una empresa.<br />
El término fue acuñado por Edward Freeman,<br />
quien en 1984 publicó Strategic Managment: A<br />
stakeholder Approach. Mientras en el enfoque<br />
tradicional, la empresa se debe únicamente a<br />
sus accionistas (shareholders), siendo su única<br />
responsabilidad hacia ellos, reflejo de esta<br />
creencia, un auténtico dogma en los últimos<br />
años de crecimiento económico, la concreción<br />
del objetivo empresarial en la creación de valor<br />
para los accionistas.<br />
En cambio, para el enfoque multistakeholder,<br />
aportación de Justo Villafañe, catedrático<br />
de la Universidad Complutense, considerado<br />
como el padre de la teoría de la reputación,<br />
una organización debe rendir cuentas no sólo<br />
a sus accionistas sino también al conjunto de<br />
públicos que afectan y son afectados por la<br />
actividad de la compañía, entre ellos clientes,<br />
trabajadores, administración y reguladores,<br />
comunidades locales, la sociedad en general,<br />
proveedores, medios de comunicación, etcétera.<br />
Todos estos grupos tienen interés en que<br />
la empresa funcione bajo criterios económicos<br />
y sociales, entendidos como complementarios<br />
y no como excluyentes; los trabajadores para<br />
conservar o mejorar su empleo, la administración<br />
para recaudar impuestos, los clientes<br />
para obtener mejores productos o servicios.<br />
La filantropía pone el énfasis en una idea: devolver<br />
a la sociedad una parte de los beneficios<br />
obtenidos. Se trata de una práctica bien intencionada<br />
pero exenta de cualquier tipo de compromiso.<br />
El balance que cabe establecer es muy<br />
simple: la filantropía resulta ser una práctica<br />
positiva pero no supone ningún grado de responsabilidad<br />
porque, en la mayor parte de las<br />
ocasiones se trata de acciones separadas de la<br />
estrategia empresarial con relación a sus stakeholders<br />
estratégicos y sobre las cuales no suele<br />
existir una ‘contabilidad’ rigurosa. La filantropía<br />
debe guiarse por criterios de transparencia<br />
y buen gobierno para poder valorar su validez y<br />
oportunidad y evitar discrecionalidad.<br />
La actividad filantrópica de donación por<br />
parte de las empresas a entidades no lucrativas<br />
o causas, incluso a través de la creación de sus<br />
propias fundaciones, ha sido vista a menudo<br />
como la bandera de la responsabilidad. Sin embargo<br />
no constituye ésta la base de su responsabilidad<br />
y las donaciones siempre tendrán un<br />
carácter discrecional. Sin embargo, a menudo<br />
esta actividad pretende desviar la atención del<br />
público sobre un comportamiento muchas veces<br />
escasamente responsable en el ámbito del<br />
“core business” de la empresa. Las donaciones<br />
o las fundaciones, en muchos casos, limitan su<br />
impacto a una minoría pero sin trascender a la<br />
sociedad global por muy interesante que sean<br />
sus iniciativas. Las minorías capturan los beneficios<br />
de las aportaciones empresariales y la sociedad<br />
o los clientes, incluso los accionistas son<br />
ajenos a estas prácticas al estimar que el dinero<br />
que se destina a estos fines se resta de los dividendos,<br />
de los salarios o de otros fines sociales.<br />
La responsabilidad de las empresas se evidencia<br />
en el comportamiento corporativo y<br />
por lo tanto se relaciona directamente con la<br />
estrategia de negocio y cómo se gestiona englobando<br />
a todos los públicos o stakeholders,<br />
cuyas demandas la empresa debe saber escuchar<br />
y tratar de satisfacer a través de sus<br />
operaciones.<br />
La filantropía es muy loable socialmente<br />
pero no genera reputación aunque frecuentemente<br />
se confunda con la responsabilidad<br />
corporativa que sí es uno de los componentes<br />
reputacionales. La auténtica, la que genera valor<br />
reputacional, asume la óptica multistakeholder<br />
y dialógica y se basa en compromisos<br />
estratégicos. A largo plazo, explícitos, voluntarios<br />
y verificables. La responsabilidad social<br />
tiene que formar parte del código de valores<br />
de una compañía y debe ser vivida por todos<br />
los públicos, especialmente los internos.<br />
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