MONASTERIO BENEDICTINO DE LAS CONDES
Una obra de arquitectura patrimonial
Una obra de arquitectura patrimonial
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mientras que una pequeña abertura lateral a todo lo alto
del recinto, recuerda la visión que se tenía desde el amplio
ventanal del hall que se acaba de dejar. El muro norte de la
sala está recortado a lo largo y a una altura tal que recién
al sentarse en la gran mesa de reunión aparecen el valle y
la cordillera.
El tamaño de las celdas es pequeño, con una ventana
cuadrada junto a la mesa escritorio, y el espacio intenta
crear una interioridad que invita al huésped a un encuentro
íntimo con sí mismo.
La hospedería está construida con muros del albañilería,
empleando a la vista ladrillo hueco hecho a máquina y
ladrillo muralla para panderetas interiores, estas últimas
revocadas. Pilares, vigas, cadenas y losas son de hormigón
a la vista, para el cual se especificó moldaje de tabla de
pino en bruto cuidando su disposición. Para evitar pilares de
hormigón en fachada, se estructuraron los muros exteriores
de albañilería mediante el empleo de enfierraduras
verticales distribuidas por el interior de los huecos de los
ladrillos.
Los pavimentos de todos los recintos son de baldosín
cerámico, excepto en los baños donde se empleó baldosa
de cemento al líquido. Los marcos de ventanales y ventanas
son de fierro en perfil doblado, de doble contacto, pintados
negro, contrastando con el blanco de los muros. La baranda
de la escalera se dejó sin teñir, manteniendo el color natural
del hormigón. Los marcos de las puertas interiores son de
raulí, siendo sus hojas y la de la puerta de acceso de terciado
teñido y encerado.
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La hospedería fue proyectada por Patricio Gross, egresado
un año antes de Arquitectura de la Universidad Católica y
aún no titulado, contando con la estrecha colaboración del
Hno. Martín Correa y algunos aportes del entonces Hno.
Gabriel Guarda. Sergio Rojo actuó como ingeniero calculista,
siendo la empresa constructora Eugenio Browne y Cía. Ltda.,
la quien inició las obras a fines del año 1962.
Los materiales elegidos responden al mismo criterio de
simplicidad y austeridad que inspiró al edificio, intentando
significar el espíritu benedictino de la obra.
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