14.04.2013 Views

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

—Yo temía alguna intriga, porque ya sabes tú lo que es la gente de<br />

provincia. La conozco demasiado, por eso es que, encerrado en “La<br />

Huerta”, trato con poquísimas personas. Sobre todo en cuestiones<br />

políticas... —Y aprovechando el asunto, mi tío se extendió en un<br />

largo palique sobre el sufragio y sobre la psicología de los electores<br />

de provincia; palique al que puso término Inés, que me traía el<br />

anhelado fresco color de ámbar, que me supo a gloria, sobre todo,<br />

por ser hecho por las suavísimas manos de mi adorable prima.<br />

Aquella tarde, encontré a Inés en el jardín, melancólicamente<br />

reclinada en un rústico banco. La joven parecía absorta en seguir el<br />

vuelo caprichoso y fugaz de un ensueño que se ha acariciado<br />

durante largo tiempo y que se va perdiendo tristemente.<br />

La tarde serena y suave, a la hora en que el sol caía poniendo<br />

rubios estremecimientos de luz en las cimas de los cerros y en las<br />

copas de los árboles, era digna de exornar uno de los capítulos más<br />

amorosos de María por Jorge Isaac o de alguna otra novela de<br />

romanticismo criollo.<br />

La ocasión era propicia: un dulce atardecer en un jardín sereno y<br />

perfumado, un silencio discreto y una prima bonita y sentimental,<br />

sentada sobre un banco rústico, junto a una teoría coquetona de<br />

rosales.<br />

Inés me sonrió dulcemente, apenas me vio avanzar hacia ella, y<br />

cuando llegué hasta el sitio en que se hallaba, ofrecióme asiento a su<br />

lado.<br />

— ¡Qué pensativa estás Inés!—la dije—. ¿Es cuestión de amores lo<br />

que te preocupa? Hazme tus confidencias. Le he oído a mi tío<br />

palabras misteriosas respecto a ti, y estoy curioso por saber de qué<br />

se trata.<br />

—-Has adivinado en parte, -me respondió Inés-, pero no es cuestión<br />

de amores... Es cuestión de matrimonio. —<br />

Y ¿acaso el matrimonio no es cuestión de amor?<br />

Aunque suponía que las enigmáticas palabras de don Pedro<br />

giraban alrededor de este asunto, debí ponerme pálido, porque mi<br />

prima, entre conmovida y sonriente, dijo:<br />

—Pero ¿qué te pasa, Enrique? has palidecido.<br />

—Es muy natural, Inés, —repuse—. Tu suerte me preocupa, y el que<br />

tú te cases, que decidirá no solamente de tu suerte sino dé la de otra<br />

persona... me preocupa aún más.<br />

— ¿De la otra persona?<br />

—Si, de la otra persona. No de ese que supongo haya pedido tu<br />

mano y que ignoro quién sea, sino de la de otro que te quiere mucho.<br />

111

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!