14.04.2013 Views

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

tiene que hablarle de una cosa muy importante para Ud. —y añadió<br />

volviéndose a Inés—, y creo que también para Inesita.<br />

———0———<br />

Encontramos a don Pedro Rojas reclinado en una mecedora,<br />

junto a una ventana.<br />

Saludóme tan afable como siempre y me señaló un asiento.<br />

—Amigo mío, —me dijo—, has andado con fortuna: tienes en la casa<br />

excelentes partidarios tuyos, mejores que los que habrás sabido<br />

conquistarte con tu amabilidad política. En "La Huerta", todo el<br />

mundo te quiere: el señor cura me ha manifestado que te profesa<br />

profunda estimación, y no solamente estimación ¡cañafístola! sino<br />

que ahora ha venido, con cierta embajada, que a pesar mío, y a pesar<br />

de la buena idea que tengo del santo varón, me hace suponer,<br />

que todos ustedes han obrado de acuerdo en el asunto del<br />

matrimonio.<br />

Pero, en fin, esto no hace sino robustecer la resolución que había<br />

tomado.<br />

Púsose de pie el buen viejo y añadió:<br />

—Ven acá ñato y abrázame, abrázame con todas tus fuerzas, porque<br />

eres el hombre más feliz del mundo, pues a pesar de haber sido<br />

derrotado en las elecciones, te casarás con Inesita.<br />

Don Remigio Paredes nos miraba sonriente. Mi tío, señalándolo,<br />

así que terminó el efusivo abrazo que durante un momento nos había<br />

unido, exclamó:<br />

—Y ahora abraza al mejor intercesor de tu causa, ¡cañafístola!<br />

Y mientras el señor cura me estrechaba a su vez contra su<br />

robusto pecho, don Pedro hacía llamar a mi prima, que sin duda<br />

sospechando la causa de tal llamamiento se presentó toda ruborosa.<br />

Cogiónos don Pedro de las manos, nos miró un momento con<br />

cariño, e interrogando al señor cura, dijo:<br />

— ¿No es cierto que formarán una linda pareja? luego añadió,<br />

dirigiéndose a Inés:<br />

—Ahí tienes a tu prometido. En tus manos está hacer su felicidad,<br />

cuando seas su esposa.<br />

Después, dirigiéndose a mí:<br />

—En cuanto a ti; eres responsable de la dicha de este mi tesoro.<br />

Guárdala bien y quiérela mucho; pues aunque sea desde el fondo de<br />

mi tumba vendría a pedirte cuenta de cada lágrima que la hicieses<br />

derramar.<br />

119

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!