LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional
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<strong>LA</strong> <strong>CANDIDATURA</strong> <strong>DE</strong> <strong>ROJAS</strong><br />
en las fiestas locales de la heroica villa. Los enamorados galanes con<br />
que contaba la provincia entera, miraban en el personaje del drama<br />
de Zorrilla, encarnado en don Elesván, la realización de su ideal. Ya<br />
conocían ellos el altanero continente, el valor temerario y la fortuna<br />
amorosa del arriesgado caballero y alguna vez habían soñado por un<br />
poco de atavismo y otro poco de natural ferocidad, engañar mujeres<br />
y asesinar hombres.<br />
D. Elesván, español de pura sangre, personificaba<br />
medianamente al célebre don Juan; recitaba con arrogancia y<br />
sonoridad los octosílabos de Zorrilla y se imponía a aquellos juanes<br />
anónimos que lo contemplaban desde las butacas, con sus gallardas<br />
actitudes, su aplomo, sus zetas enfáticas, sus exclamaciones y sus<br />
jactancias.<br />
Una salva de aplausos saludó aquellos conocidos versos:<br />
Aquí está don Juan Tenorio<br />
y no hay hombre para el<br />
....................<br />
Por donde quiera que fui<br />
La razón atropellé,<br />
La virtud escarnecí,<br />
A la justicia burlé<br />
Y a las mujeres vendí.<br />
También el novio de Concepción que entonces respondía al<br />
nombre de don Luis Mejía, obtuvo algunos aplausos, cuándo repuso<br />
con acento nasal, pero con gran convicción, al referir sus aventuras<br />
en Flandes:<br />
..Aquí hay un don Luis<br />
que vale lo menos dos,<br />
Parará aquí algunos meses,<br />
Y no trae más intereses,<br />
Ni se aviene a más empresas,<br />
Que adorar á las francesas<br />
Y reñir con los franceses.<br />
Las melancólicas linternas que pestañeaban en las paredes de la<br />
hostería de Buttarelli, las rondas que resultaban misteriosas a la<br />
pálida luz de los hachones y (que tal papel hacían las teas), las<br />
frases arrogantes y agresivas, las manos apoyadas en la<br />
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