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LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

avisos, o éstos se ceñían exclusivamente a la tribu de los Garabito,<br />

como graciosamente la llamaba don Eleuterio Montes de Oca. Eran,<br />

pues, los remitidos, y nada más que los remitidos, los que nutrían La<br />

Voz del Pueblo e iban dándole cuatro años de vida famélica y<br />

nerviosa, ya que la tal Voz del Pueblo parecía una mujerzuela<br />

histérica, de esas de rompe y rasga, que lo mismo prodiga favores,<br />

que descarga botellazos o se arranca con una puñalada.<br />

El primer domingo que pasé en la heroica villa, don Eleuterio<br />

Montes de Oca me manifestó que su salón se encontraba a<br />

disposición mía y que me preparara para recibir las visitas de los<br />

principales vecinos de la capital.<br />

En consecuencia, a la una del día encontrábame ya instalado en<br />

la espaciosa habitación que conocemos, y a la que don Eleuterio<br />

daba enfáticamente el nombre de salón.<br />

Hacía poco tiempo que estaba instalado allí, cuando comenzó el<br />

desfile de gente estirada y ceremoniosa, que llevaba la ropa con esa<br />

poca gracia y poca soltura de quienes acostumbraban vestir bien<br />

sólo los domingos. Los cuellos resultaban muy tiesos y muy altos, los<br />

puños de la camisa muy salidos, las corbatas tendían a treparse por<br />

encima de los botones y los prendedores de brillantes falsos iban<br />

saliendo poco a poco de las flamantes corbatas de vistosos colores.<br />

La conversación giraba en un círculo vicioso: el mal camino, el<br />

excesivo calor, las condiciones dañinas del clima y la próxima fiesta,<br />

a la cual yo tendría la suerte de asistir.<br />

El subprefecto de la Provincia, un comandante herido en una<br />

batalla perdida en las tinieblas de la historia de nuestras guerras<br />

civiles, entró en compañía de cinco o seis individuos, todos los<br />

cuales pertenecían al servicio administrativo. D. Eleuterio, con quien<br />

no hacía muy buenas migas, presentómelo ceremoniosamente y el<br />

subprefecto, a su vez, hizo lo mismo con los demás: -don Enrique<br />

Garabito, sub. Administrador de correos; don Pedro Garabito, Juez<br />

instructor; don Plácido Garabito, corregidor; don Manuel Garabito;<br />

candidato del partido liberal a la diputación de la Provincia.<br />

———0———<br />

La tribu de los Garabito tenía una historia más o menos parecida<br />

a la de la generalidad de los cacicazgos criollos de provincia.<br />

Ignacio Garabito, hijo natural de una mujer del pueblo y nacido en<br />

la altiplanicie de La Paz, llevó, durante su niñez, vida de privaciones<br />

y raterías. Su madre, aficionada a empinar el codo y a divertirse,<br />

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