LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional
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ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />
sus hermosos ojos tiernos me miraban con la dulzura de siempre,<br />
preguntábame como tantas veces me había preguntado: ¿me<br />
quieres?<br />
Inés, Mí querida Inés. No, yo no la había olvidado, a pesar de mis<br />
amores con Milagros Moreira, yo no la había olvidado como olvidé a<br />
Mercedes Silva.<br />
No, yo la quería más que nunca. Entonces que sentía en mis<br />
venas el calor del pisco, entonces que me creía encanallado por<br />
haber estado donde las chacalaris, comprendía que amaba a Inés,<br />
que me era necesario subir hasta ella, hacerme digno de su<br />
corazoncito de virgen y pedirla perdón.<br />
Había renunciado, desde luego a toda curación homeopática del<br />
amor que me inspiró mi adorable prima. Me declaraba sencillamente<br />
vencido por el fuego de sus ojos tiernos y por el encanto de su<br />
personita.<br />
Cubrí de besos su retrato, y lleno aún el cerebro de gases<br />
alcohólicos, con el vino un poco triste y los ojos un tanto<br />
humedecidos, me puse a escribir una carta de amor, después de<br />
haber pedido humildemente perdón a la graciosa imagen que me<br />
sonreía en la platinotipia, como un estudiante que se arrepiente de<br />
sus pecados ante la Inmaculada.<br />
La carta decía:<br />
“Inés,<br />
“Te escribo casi embriagado de amor y embriagado por el<br />
aguardiente que me han hecho beber los salvajes de mis electores.<br />
“¡Ah Inés! tú no sabes lo que es hallarse embriagado, ni por el<br />
amor, ni por el zumo de la uva, ni por el zumo de la caña; pero yo si<br />
lo sé; yo que he recibido tu deliciosa postal y que además siento<br />
vagamente que la habitación en que duermo da vueltas de vals, que<br />
tu postal gira, que tu retrato se aleja y vuelve a aproximarse, que mi<br />
cabeza arde y que en mis venas parece que circulara fiebre líquida.<br />
¡Ah! ¿Y la embriaguez del amor? Tú tampoco sabes lo que es<br />
eso, ¿no es cierto? ¡Qué has de saberlo!<br />
“La embriaguez del amor es una borrachera muy suave y muy<br />
dulce; una borrachera que a veces nos hace sufrir cruelmente y<br />
otras, pocas, nos hace gozar. Una borrachera que causa ese zumo<br />
de la gracia, que se llama mujer; una borrachera que se bebe en los<br />
ojos negros y en los labios rojos y a veces en los ojos solamente. Yo<br />
la bebí en tus pupilas, en tus grandes pupilas de terciopelo; en tus<br />
pupilas que acarician, que hieren, que besan, que ordenan, que<br />
obedecen, que siguen, que envuelven, que deslumbran, que<br />
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