14.04.2013 Views

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

LA CANDIDATURA DE ROJAS - Archivo y Biblioteca Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ARCHIVO Y BIBLIOTECA NACIONALES <strong>DE</strong> BOLIVIA<br />

A las seis de la mañana, un magnífico día, emprendí marcha<br />

cabalgado en un mulo pardo que me envió don Pedro Rojas. Mi<br />

indumentaria era pintoresca: mi cabeza encontrábase cubierta por un<br />

panamá de enormes proporciones; llevaba al hombro un poncho de<br />

lana de vicuña y de alpaca; en el indispensable cinturón de viaje,<br />

lucía la culata de cierto revólver Smith-Weson calibre 32 y un puñal<br />

con empuñadura en forma de cruz ajustábase amenazador en el lado<br />

opuesto; calzaba grandes botas de crujiente material y elevados<br />

tacones y ceñía espuelas de estrellas roncadoras, esas estrellas que<br />

no conocen el sueño y que se clavan, ¡horribles acicates! en los<br />

ijares de las pobres bestias. El ensillado que llevaba el mulo era tan<br />

criollo como mi indumentaria: caronas de jerga, apero alto con<br />

enchapaduras y gruesos clavos de cabeza dorada, pellones de cuero<br />

de perico y un sinchón ancho maravillosamente bordado; los estribos<br />

de madera de nogal de una sola pieza, artísticamente labrados, que<br />

parecían llevar dos escudos de heráldica gauchesca, se hallaban<br />

anchos para mis pies y fueron en un principio bastante incómodos.<br />

Por lo demás, apero, caronas, pellones y alforjas formaban sobre la<br />

acémila tan elevado promontorio que me fue difícil montar y temí que<br />

el viaje resultara insoportable, a pesar de las protestas de Bartolomé,<br />

un zambo de la propiedad de mi tío, que iba a acompañarme.<br />

El primer día el camino no ofreció interés alguno. Era el mismo<br />

paisaje de las sierras que poco a poco va trepando hasta la<br />

cordillera. La perspectiva hacíase más triste, la tierra se tornaba más<br />

desnuda, el viento arreciaba, agitábanse levemente los alambres del<br />

telégrafo, los yerbajos del yermo oscilaban como si entre ellos<br />

jugaran animales invisibles y las nubes iban amontonándose sobre<br />

las crestas rojizas de la cordillera.<br />

Temí que nos tomara la lluvia y así fue. A las diez, una manga de<br />

agua obligábame a echar sobre los hombros un poncho de goma.<br />

Desatóse la tempestad. Los relámpagos sucedíanse con cortos<br />

lapsos. Se hubiera podido creer que dos gigantescas baterías<br />

tronaban arriba empeñadas mutuamente en reducirse al silencio. Los<br />

truenos agigantados por las condiciones acústicas de las gargantas<br />

de granito, retumbaban con horroroso fragor. Dos rayos que cayeron<br />

19<br />

II

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!