SANTES CREUS - Tinet

TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS Y CAMBIO SOCIAL
También merece una mención un proyecto de via de comunicación, a finales
del xvm, de complicada ejecución. Me refiero al canal Salou-Reus. La idea tenia
una base lògica en otras experiencias. Esta posibilidad de transporte repetia otras
realidades holandesas e inglesas, de tanta eficàcia para el trafico de mercancías
desde el mar al interior y viceversa. El intento resulto fallido, pero el proyecto
financiero constituyó una prueba de modernidad.
OFERTA Y DEMANDA: UN MERCADO DE TENDÈNCIA UNIVERSAL
Cuanto hemos citado hasta ahora: el acceso a la tierra, el despegue
demogràfico y el sostenimiento de esa población, un territorio suficientemente
vertebrado para la època, un comercio local bastante acüvo, se fundamentó, en
esencia, como se sabé, en el cultivo de la vid. Y dentro de esta actividad agrària,
en la producción de aguardientes. Este producto supuso la base del comercio
del Camp de Tarragona. Era la oferta por excelencia. La capacidad de disponer
de un trabajo especializado y la cantidad y cualidad de ese trabajo permitió al
Camp situar en los mercados un producto que, sin olvidar la competència de
otras àreas de Europa, poseía un valor económico singular. Durante màs de un
siglo, en esa producción y comercio radico la riqueza del territorio.
Alrededor del aguardiente se estructuraran companías comerciales, socios,
proveedores, pequefios y medianos productores, payeses y clientes. Un número
considerable de población, que de un modo u otro, intervenia en la producción,
comercialización y transporte. Significo, en conjunto, un gran volumen de
producción y venta; y un intercambio a gran distancia: Amsterdam, Rotterdam,
Calais, Honfleur, Dunkerque, puertos alemanes, daneses y suecos, y del sur de
Inglaterra, etc, y una nueva singladura, Amèrica. Los grandes excedentes de vino
que producían las amplias àreas plantadas de vinas se trataban en ollas de
aguardiente, en los alambiques, donde se destilaban. El nuevo producto, por su
volumen reducido que facilitaba su transporte, tenia mayor demanda.
Existió una conciencia de la naturaleza de ese comercio. Hubo una
preocupación legal por la cualificación deLproducto final y por introducir una
mejor especialización, adaptàndose al üpo de mercado y a cada modelo de
demanda. El aguardiente adquirió un valor un tanto exóüco, conforme se alejaba
de los puntos de producción y arribaba a tierras donde por el clima se hacia
imposible su producción, como ocurría en el norte de Europa; e igual sucedía
en lugares donde prohibiciones de caràcter religioso impedían la producción de
vinos, como era el caso del Levante mediterràneo musulmàn, si bien el alcohol
ofrecía valores medicinales.
Para la Hacienda real el aguardiente significaba una fuente importante de
ingresos. Procuraba proteger de alguna forma a la indústria, no cobrando impuestos
a las vinas durante sus primeros afïos, hasta que estuvieran en rendimiento. En
los ingresos catastrales, el Camp de Tarragona aportaba cuatro veces màs que
las otras àreas vinícolas y lo hacia por la extensión de los cultivos y por la
producción. No olvidemos que el impuesto catastral era doble: por la fabricación
SANTES CREUS (2002) 51-66 59