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Brutos orcos, los más comunes de los guerreros orcos.<br />

desesperada. Se dispersaron en<br />

pequeños grupos, esperando dividir y<br />

despistar a sus perseguidores, y en<br />

cierta forma lo consiguieron. Pero a qué<br />

precio: de los cuatrocientos<br />

especímenes que consiguieron escapar,<br />

apenas la mitad sobrevivió; claro que las<br />

mayores pérdidas son atribuibles no a<br />

los alquimistas, sino a los grifos.<br />

Desde el incidente con los orcos, los<br />

alquimistas decidieron privar a sus<br />

creaciones de la capacidad<br />

reproductiva para evitar que la<br />

población de los clones estuviera<br />

descontrolada. Asímismo, decidieron<br />

decrementar su capacidad intelectual<br />

para evitar posibles “ideas” nocivas.<br />

Hasta este momento, los prototipos que<br />

hacían las veces de series de muestra<br />

de nuevas líneas de producto contaban<br />

con cualidades casi humanas, pero<br />

desde ahora estarán sujetos a estrictas<br />

normas de calidad tales como no tener<br />

capacidad de decisión, especialización<br />

en una materia en decrimento de todo<br />

lo demás, obediencia total y<br />

reproducibilidad del experimento en las<br />

mismas condiciones. No obstante, un<br />

mínimo de nuevos nacidos escaparán a<br />

estas limitaciones, empezando a<br />

difundir un cierto sentimiento entre sus<br />

congéneres de conciencia de raza y de<br />

necesidad de liberación...<br />

Los seguidores de Merin vieron a<br />

los fugitivos, reconociéndolos al instante<br />

como la blasfemia de los Syhar que<br />

durante tanto tiempo habían formado<br />

parte de sus ejércitos. No dudaron en<br />

salir de sus puestos de vigilancia en<br />

persecución de aquellos, aniquilándolos<br />

sin contemplaciones. Entre escorpiones<br />

y grifos, se encargaron de acabar con<br />

todos aquellos que no habían tomado<br />

un único rumbo: la parte más infame del<br />

desierto.<br />

Poco a poco, los escasos<br />

supervivientes fueron llegando a una<br />

Foto extraída de http://www.rackham-store.com<br />

formación montañosa donde se<br />

agruparon de nuevo. Llamaron a aquel<br />

lugar el cañón de Bran-ô-Kor, lo que, en<br />

lengua orca, significa “la tierra de los<br />

valientes”. Pero aquel lugar distaba<br />

mucho de ser un hogar: temperaturas<br />

extremas, incluso para un orco, carencia<br />

de agua, escasez de alimentos...<br />

Los desesperados orcos pronto<br />

entendieron que debían adoptar una<br />

vida nómada y constituirse en pequeñas<br />

tribus si no querían acabar con los<br />

recursos de tan inhóspita región,<br />

debiendo prestar especial atención a la<br />

renovabilidad de aquello que arrebatan<br />

al entorno para mantener el precario<br />

equilibrio de la zona. La mayoría aceptó<br />

su destino con alegría, pues, al fin y al<br />

cabo, eran libres, aunque debieran<br />

esconderse de sus amos durante el<br />

resto de sus vidas, pero uno de los<br />

clanes rehusó y partió hacia tierras más<br />

misericordiosas, con la esperanza de<br />

ser ayudados por otras razas.<br />

La benevolencia con el entorno<br />

de los pielesverdes que permanecieron<br />

en el cañón de Bran-ô-Kor llamó la<br />

atención del dios Chacal, que les<br />

93<br />

observó largo tiempo antes de revelar<br />

su presencia. Finalmente, se hizo visible<br />

ante los sorprendidos orcos, que<br />

necesitados de una mano amiga no<br />

dudaron en escuchar sus palabras. Y<br />

desde luego, fueron sabias. Les habló<br />

de la naturaleza misma, de recursos que<br />

habían pasado desapercibidos, de<br />

lugares donde refrescar sus gargantas...<br />

y de la necesidad de no sobreexplotar<br />

estos sitios, a riesgo de perderlos para<br />

siempre.<br />

Convertidos en devotos del<br />

Chacal, los orcos de Bran-ô-Kor<br />

prosperaron muy lentamente (pues una<br />

sobrepoblación sería insostenible), y<br />

aprovecharon la estructura defensiva<br />

magnífica del cañón para repeler a los<br />

clones que, de tanto en tanto, asaltaban<br />

sus dominios. Su hogar ya no corría<br />

peligro, pero no tenían vía de expansión<br />

posible. Entonces recibieron dos visitas<br />

más amigables que los Syhar (o que los<br />

grifos del cercano templo del Este): los<br />

goblins y los devoradores.<br />

Por los primeros sintieron<br />

afinidad (aun desconociendo que, en<br />

cierta forma, eran sus hijos), y no<br />

dudaron en unirse dócilmente a ellos<br />

cuando les plantearon la posibilidad de<br />

explotar juntos las preciosas reservas<br />

del desierto del demandado nafta.<br />

Gracias a las argucias de los goblins,<br />

algún que otro clan orco encontró una<br />

vía de escape del cañón y se asentó<br />

más allá del límite del mismo. Y gracias<br />

a la potente red de influencias de los<br />

goblins se posibilitó la supervivencia de<br />

los nuevos poblados.<br />

Los lobos devoradores, por el<br />

contrario, emitían un aura de maldad<br />

pura apenas contenida que les hizo<br />

desconfiar... pero el dios chacal les<br />

indicó que escucharan sus palabras; y<br />

no pudieron ser más sorprendentes:<br />

como los orcos conocían los accesos a<br />

las ciudades Syhar, y eran los más<br />

cercanos a estos emplazamientos,<br />

Chamán orco,<br />

devoto del<br />

Chacal.<br />

Ilustración<br />

extraída de<br />

http://www.sden.<br />

org

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