07.05.2013 Views

Descargar pdf - ¡Cargad!

Descargar pdf - ¡Cargad!

Descargar pdf - ¡Cargad!

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ingenieros enanos.<br />

Ilustración extraída de http://www.sden.org<br />

contemplar la masacre, no encontrando<br />

ni un solo cadáver... los poseídos<br />

habían hecho bien su trabajo. Al analizar<br />

los túneles más profundos oyeron<br />

actividad... parecía que los asaltantes<br />

buscaban algo... o a alguien...<br />

Mientras el remordimiento por<br />

abandonar a sus compañeros les<br />

consumía, corrieron raudos a avisar<br />

sobre el asalto a la cercana población<br />

de Fom-Nur. Su relato fue escuchado<br />

por los dirigentes, quienes les ordenaron<br />

no hacer cundir el pánico entre las<br />

gentes, no repitiéndoselo a nadie bajo<br />

pena de deshonor y destierro. Mientras,<br />

el concilio hizo correr el rumor de que<br />

una partida de no muertos había sido la<br />

causante de la desgracia (gracias a los<br />

túneles del Déspota, los no muertos ya<br />

eran desgraciadamente conocidos en<br />

todo el continente), y confirmó que una<br />

expedición de castigo estaba<br />

preparándose. Por supuesto, los tres<br />

supervivientes se presentaron<br />

voluntarios para la misión.<br />

Los Caldereros, que tenían<br />

representates en Fom-Nur, decidieron<br />

actuar con rapidez para seguir<br />

ocultando a los poseídos al pueblo llano.<br />

Mandaron un emisario a la mina, que no<br />

era otra que aquella donde Ephorath<br />

estaba recluido, informando sobre el<br />

ataque, confiando que los tres testigos<br />

no saldrían vivos de aquella experiencia.<br />

Mientras, les vigilaron para verificar que<br />

no contaban a nadie su historia.<br />

Karas Ironfist, que había sido el<br />

líder de los desafortunados<br />

expedicionarios, no podía dejar de<br />

pensar en el reciente acontecimiento.<br />

Se le había impedido hablar, pero no<br />

escribir, y fue así como hizo partícipe de<br />

su malestar a su esposa. Acordándose<br />

de las misteriosas inscripciones a la<br />

entrada de la mina que hubiera<br />

desestimado, decidió encontrar el<br />

significado de las mismas entre la gran<br />

biblioteca de Fom-Nur... y fue allí donde<br />

encontró un libro secreto que explicaba<br />

todo sobre el pasado de la presencia<br />

encarcelada en el lugar. Entonces<br />

reparó en los aullidos Wolfen que, sin<br />

duda, les estaban informando sobre la<br />

amenaza de dicho emplazamiento...<br />

Karas pensaba contar todo lo<br />

que había averiguado, pero entonces<br />

advirtió que estaba siendo vigilado.<br />

Actuó con prudencia por el bien de su<br />

mujer, otorgando un voto de confianza a<br />

sus dirigentes y a sus decisiones... la<br />

noche anterior a la partida de la<br />

expedición de castigo volvió a la<br />

biblioteca, y ocultó todos sus escritos en<br />

un libro. Cuando regresó a su casa, su<br />

amante esposa estaba desesperada por<br />

saber qué turbaba a su marido, pero<br />

éste rechazó sus preguntas con una<br />

simple frase: “las respuestas están en el<br />

lugar que huele a violetas”. A<br />

continuación, sabeedor de que no<br />

volvería, tuvo una noche de pasión de la<br />

que nacería su única hija: Ezalyth.<br />

A la mañana siguiente, una<br />

partida de guerreros cuidadosamente<br />

escogidos y catalogados como<br />

“prescindibles” salió rumbo a la mina<br />

junto con los tres supervivientes del<br />

incidente. Entre ellos viajaba también<br />

Franir, un miembro de los caldereros.<br />

Conocedor de la emboscada,<br />

desapareció de la comitiva a tiempo,<br />

volviendo para informar sobre la derrota,<br />

los héroes caídos que debían ser<br />

reverenciados, y, sobre todo, del<br />

derrumbamiento del lugar, no existiendo<br />

razón alguna para volver allí.<br />

La conciencia de Franir le impidó<br />

proseguir viviendo entre su raza tras<br />

tan infames mentiras. Decidió recluirse<br />

en una cueva y vivir como un ermitaño,<br />

tallando en la dura roca su historia.<br />

Quiso la fortuna que falleciera justo<br />

cuando acabó la última frase, pero a día<br />

de hoy su confesión sigue sin haber<br />

sido descubierta por nadie,<br />

permaneciendo oculta en el Aegis...<br />

Sin embargo, Franir debería<br />

haber esperado un poco más para<br />

observar el desenlace de los<br />

acontecimientos... y es que cuando<br />

partió aún muchos guerreros estaban<br />

vivos, entre ellos Karas Ironfist. Luchó<br />

valerosamente derrotando a muchos<br />

adversarios, inspirando coraje a sus<br />

compañeros, sintiendo por un instante<br />

95<br />

una llama de esperanza en su propia<br />

supervivencia... y ese sentimiento<br />

primario, al igual que el de venganza<br />

había dado poder al Déspota, despertó<br />

a Ephorath, quien poseyó al<br />

desafortunado enano. La primera de las<br />

entidades de la trinidad de las tinieblas<br />

volvía a amenazar al mundo, aliándose<br />

inmediatamente con el Déspota bajo el<br />

nombre de Yh-karas.<br />

Ostensiblemente trastornada por<br />

su pérdida, desconocedora del destino<br />

de su esposo, la mujer de Karas<br />

empezó la búsqueda del “lugar que olía<br />

a violetas”... esta expresión le era<br />

totalmente desconocida, pero no a su<br />

médico y amigo, un fiel de renombrada<br />

fama de nombre Ysilthan. Con su ayuda,<br />

los escritos fueron encontrados y la<br />

historia siguió su curso. Ysilthan<br />

averiguó gracias a sus rituales que<br />

Karas ahora estaba bajo el control de<br />

Ephorath, y decidió seguir averiguando<br />

todo lo posible sobre la trinidad para<br />

liberarlo. Abandonó el Aegis rumbo a las<br />

bibliotecas más reconocidas del mundo.<br />

“El lugar que olía a violetas” hacía<br />

referencia a una broma enana acerca<br />

del olor que desprendían las prendas<br />

íntimas de los Barhans, nombre por el<br />

que también son conocidos los leones<br />

de Alahan. Ysilthan revisó todos los<br />

libros procedentes de dicho lugar hasta<br />

que encontró aquel donde Karas había<br />

escondido sus notas...<br />

Al principio la búsqueda no tuvo<br />

éxito, pero esto había de cambiar.<br />

Cualquier indicio era comunicado<br />

mediante cartas a la viuda, quien no<br />

llegó a leer ninguna, porque pereció en<br />

el parto de la pequeña Ezalyth. El fiel<br />

desatendió sus obligaciones,<br />

abandonándose a una malsana<br />

obsesión... fue desposeído de cargo y<br />

rango, pero ni siquiera se inmutó.<br />

Finalmente, en un manuscrito supo de<br />

Eszorid, mesías de los perdidos, y de<br />

Elzarid, la reina de las dos caras, los<br />

otros dos miembros de la trinidad, y de<br />

sus localizaciones. Destruyó el texto por<br />

temor a dicho conocimiento, y siguió<br />

buscando más indicios sobre el poder<br />

de estas criaturas... no averiguó nada de<br />

este menester, pero para desgracia del<br />

mundo sí supo cómo habían sido<br />

derrotados y atrapados en el pasado.<br />

Eszorid, en concreto, incluso estaba<br />

bajo la vigilancia de un guardián, un<br />

héroe ancestral de los grifos de<br />

Akkylannie. Luego era posible vencer al<br />

mal...<br />

Esperanzado, pensó que podría<br />

salvar a Karas si encontraba la forma de<br />

hacer despertar el espíritu enano que,<br />

sin duda, seguía latente dentro del

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!