Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
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mente de este modo hacía la gaveta del señor Prohibicionista,<br />
constituye una ventaja para él y para todos<br />
aquellos cuyo trabajo debe estimular. Y si el decreto<br />
hubiere hecho caer la moneda de cinco francos de la<br />
luna, estos buenos efectos no podrían ser equilibrados<br />
por ningunos malos efectos compensadores. Desgraciadamente,<br />
la misteriosa moneda de cinco francos no sale<br />
de la. luna, sino del bolsillo del herrero, del forjador,<br />
del fabricante de clavos, del mecánico, del labrador,<br />
de Juan Buenhombre, que hoy la da sin recibir un miligramo<br />
de hierro más que cuando pagaba diez francos.<br />
Al primer vistazo nos damos cuenta de que esto cambia,<br />
desde luego, la cuestión, puesto que, evidentemente,<br />
el beneficio del señor Prohibicionista se compone de la<br />
pérdida de Juan Buenhombre y que todo lo que el señor<br />
Prohibicionista puede 'hacer de esta moneda de cinco<br />
francos para estimular el trabajo nacional, podría hacerlo<br />
Juan Buenhombre mismo. La piedra no se arroja a un<br />
lago, 6Íno porque legislativamente se ha prohibido arrojarla<br />
a otro.<br />
Por tanto, lo que no se De compensa lo que se De, y<br />
hasta aquí queda, por residuo de la operación, una injusticia,<br />
y, cosa muy de lamentar, una injusticia perpetrada<br />
por la ley.<br />
Y esto no es todo. Ya te ha dicho que «e dejaba e<br />
la sombra el tercer personaje. Es necesario que yo lo<br />
saque a la luz, a fin de que nos revele una segunda<br />
pérdida de cinco francos. Entonces tendremos el resultado<br />
de la evolución entera.<br />
Juan Buenhombre es poseedor de quince francos, fruto<br />
de sus sudores. Estamos aún en los tiempos en que<br />
era libre. ¿Qué hace de sus quince francos? Compra<br />
un artículo de moda que le cuesta diez francos, y con<br />
este artículo de moda paga (o el intermediario paga por<br />
él) el quintal de hierro belga. Le quedan aún a Juan<br />
Buenhombre, cinco francos. Claro que no los tira al río,<br />
sino que (y esto es lo que no se Oe) los da a un industrial<br />
cualquiera a cambio de un disfrute cualquiera, por<br />
ejemplo, a un librero que le vende el Discurso sobre la<br />
Historia universal, de Bossuet.<br />
De este modo, en lo que concierne al trabajo nacional,<br />
queda estimulado en la medida de quince francos,<br />
a saber :<br />
Diez francos que van a parar al artículo de moda;<br />
Cinco francos que van a parar a la librería.<br />
En cuanto a Juan Buenhombre, obtiene, por sus quince<br />
francos, dos objetos necesario*, a saber :<br />
Primero : un quintal de hierro;<br />
Segundo : un libro.<br />
Aparece en escena el decreto.<br />
C Qué cambio se opera en la condición de Juan Buenhombre?<br />
¿Qué es de la del trabajo nacional?<br />
Entregando Juan Buenhombre sus quince francos,<br />
hasta el último céntimo, al señor Prohibicionista, por<br />
un quintal de hierro, no puede disfrutar más que de<br />
este quintal de hierro. Pierde el disfrute de un libro<br />
o de cualquier otro objeto equivalente. Pierde cinco<br />
francos. Todo el mundo convendrá en esto; no se puede<br />
dejar de convenir en ello, porque cuando la prohibición<br />
eleva el precio de las cosas, el consumidor pierde la<br />
diferencia.<br />
Pero, se dice, el trabajo nacional la gana.<br />
No, no la gana, porque después del decreto no está<br />
estimulado sino como antes, en la medida de quince<br />
francos.<br />
Sólo que, después del decreto, los quince francos de<br />
Juan Buenhombre van a parar a la metalurgia, mientras<br />
que antes del decreto se repartían entre el artículo de<br />
moda y el librero.<br />
La violencia que por sí mismo ejerce el señor Prohibicionista<br />
en la frontera, o la que hace ejercer por<br />
la ley, pueden se juzgadas muy diferentemente desde<br />
el punto de vista moral. Hay gentes que piensan que<br />
la expoliación pierde toda su inmoralidad con tal de<br />
que sea legal. Yo no sabría imaginar una circunstancia<br />
más agravante. Sea como fuere, es lo cierto que los<br />
resultados económicos son los mismos.<br />
Dad vueltas a la cosa como queráis, pero tened la<br />
vista perspicaz y veréis que nada bueno sale de la expoliación<br />
legal o ilegal. No negamos que para el señor<br />
Prohibicionista o su industria sale un beneficio de cinco<br />
francos. Pero afirmamos que salen asimismo dos pérdidas,<br />
una para Juan Buenhombre, que paga quince francos<br />
por lo que antes tenía por diez, y otra para el tíabajo<br />
nacional, que no recibe ya la diferencia. Escoged<br />
de las dos pérdidas la que os plazca para compensar el<br />
beneficio que confesamos. La otra no dejará de 6er una<br />
pérdida seca.<br />
Moraleja : Violentar no es producir, es destruir. ¡ Oh !<br />
Si violentar fuese producir, nuestra nación sería más<br />
rica de lo que es.<br />
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