Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books

cía con que te entrega, después, a romper y ras-
: explica por la satisfacción que siente al ser causa
de una modificación, y por la que le proporciona el
transformar un periódico entero en pedacitos que son
obra de su propia actividad.» Más tarde, con el desenvolvimiento
de la vida mental, modifícase sensiblemente
la idea que tuviera de su personalidad. Y al
llegar a la adolescencia vuelve a modificarse, al igual
que al alcanzar la edad adulta, puesto que el concepto
de personalidad varía y evoluciona durante toda la
existencia. Así llegamos a la conclusión de que nuestro
verdadero «yo» lo forman nuestros estados psicológicos:
alegrías, tristezas, deseos, ideas, juicios, etc.
Desde el punto de mira fisiológico, la personalidad
se revela, sin embargo, como un resultado de la ino
vidualidad orgánica; es la traducción consciente de la
misma, su representación mental. Ribot asegura que
el sentido de la vida es, en cada animal, «la base '
su individualidad psíquica». Sobre este principio de individuación,
tan buscado por los doctores escolásticos,
descansa, directa o indirectamente, todo lo demás. Podemos
considerar como verosímil que a medida que se
desciende en el estudio de los animales inferiores,
sentido del cuerpo va preponderando más y más, Rastel
punto de que se convierte en la única individualidad
psíquica. Y, en la medida de imperfección a que ha
de sujetarse la individualidad orgánica, la personalidad
psicológica es imprecisa: «Si dos seres, a partir del
período fetal, hállanse parcialmente fusionados, pero
sus cabezas, órganos esenciales de la individualidad
humana, permanecen perfectamente diferenciadas, sucede
lo siguiente: cada organismo deja de estar corr.
pletamente limitado en el espacio y DO es ya distinto
de todos lo» demás; hay una parte indivisa común a
ambos; y si, de acuerdo a lo que «obtenemos, la anidad
y La complejidad del «yo» DO son mis que la expresión
subjetiva del unicismo y de la complejidad del
organismo, debe haber, en tal cato, de ano a otro «yo»
una penetración parcial, una parte de vida psíquica común,
que no es privativa de un solo «yoa, sino que es
de «nosotros». Así lo confirma la experiencia.» En la
vida animal, el progreso de la individualidad psicológica
es paralelo al de la coordinación orgánica. La
aparición de una conciencia agrupado», favorecida por
la división del trabajo y la vida nómada, en las colonias
de individualidades inferiores, es ya el primer paso
hacia una organización más perfeccionada.
£1 desarrollo del sistema nervioso, coordinador por
excelencia, tiene capital importancia. Pero, en las especies
inferiores, no hace más que operar una centralización
imperfecta. «Entre los anélidos, los ganglios
cerebroide* que van de los nervios a los órganos de
los sentidos parecen desempeñar las mismas funciones
que el cerebro de los vertebrados. Pero no ha podido
centralizarlas por completo, puesto que es evidente la
independencia psicológica de los diversos anillos. Se
ha comprobado que algunos «eunices» que pueden alcanzar
hasta un metro y medio de longitud, muérdense
la parre posterior de su cuerpo sin que parezcah sentir
dolor alguno. La individualidad en estos casos es tan
poco precisa, que puede verse entre algunos anelido»
asexuados, compuestos de unos cuarenta anillos, for-
© faximil edicions digitals 2006
marse una cabeza de individuo sexuado al nivel del
tercer anillo, la cual se provee de antenas y tentáculos,
desprendiéndose finalmente del individuo para vivir a
su antojo... En cuanto a los animales superiores, no
precisa insistir, puesto que es sabido que la individualidad,
tal como la entendemos vulgarmente, está constituida
en ellos mismos y la representa el cerebro...
Cuando ésta alcanza su mayor grado de elevación, localízase
; acapara una parte del organismo, la que, por
esta sola función, se erige en representante de todo el
cuerpo. Por una prolongada serie de sucesivas delegaciones,
el cerebro de los animales superiores ha logrado
encentrar en sí la mayor parte de la actividad del
agregado celular.»
Por lo que al hombre atañe, el cerebro se nos aparece
como un coordinador de todos los centros secundarios,
y el «yo» consciente antójasenos un eco psicológico
de la unidad orgánica. Que así debe ser, lo
demuestra el que las agitaciones y desasosiegos de la personalidad
van ligadas a alteraciones de la certestesia o
de la fuerza motriz e incluso a anestesias cutáneas. La
histeria, que acarrea desórdenes marcados en la sensibilidad,
determina, con frecuencia, el desdoble de la
personalidad-
La memoria desempeña en las individualidades un
señalado pape!. Si el «yo» posee la noción de que es
duradero, débese a que gracias al recuerdo, el pasado
revive en el presente. Todos tenemos una historia que
está compuesta por los acaecimientos de los años pasados.
A partir de los cuatro años de edad, el niño
recuerda con complacencia algunos hechos pretéritos;
y dice a menudo : «Cuando era pequeño.» El anciano,
a pesar de las transformaciones experimentadas por su
personalidad y por el medio ambiente, sabe que fue
un muchacho a quien reñía y mimaba su madre, recuerda
que vivió una adolescencia febril y atormentada.
Las revoluciones más bruscas y profundas habrán podido
modificar completamente su vida intelectual o sentimental,
pero su personalidad no se ha roto; la memoria
ha ido registrando y archivando todas las etapas
y los cambios y agrupa alrededor del nombre los innúmeros
recuerdos de lo que fue. Se dan casos, especialmente
entre los niños y las personas ambiciosas, en los
que la representación de lo que serán más adelante,
mejor dicho, de lo que quisieran ser, constituye, asimismo,
un elemento importantísimo de la personalidad.
Hay algo superior a la cultura y al arte: el artista mismo,
que es el representante de la humanidad en todas sus
aspiraciones. El poeta, que tiene el deber de dar forma
a los sentimientos más delicados y de reducir los aspec-
tos más extraños del espíritu humano al tipo primitivo,
debe conocer a fondo todo lo que se refiere al alma y
al espíritu, pues sólo después de haber almacenado en
sí al universo podrá dar en sus obras una imagen de él.
Goethe era una enciclopedia, y Shal(espeare, una fuente
de la Historia de Inglaterra.
HERBEL