Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
os no hay un lazo de amor, o, a lo sumo, sólo existe<br />
el recuerdo de un idilio fugaz que desapareció para<br />
no volver.<br />
Los enemigos de la emancipación sexual femenina<br />
no cesan de lanzar, repetidamente, envenenados dardos<br />
contra los pocos propugnadores de la tesis pluralista<br />
—quienes reconocen a ambos sexos la máxima libertad<br />
de disponer de su vida sexual— y afirman, en su afán<br />
de desprestigiarnos, que tanto la poligamia como la<br />
poliandria son depravaciones horrendas del amor.<br />
Nosotros, por el contrario, invocamos la ley natural,<br />
no escrita, pero intuida, que induce inconscientemente<br />
a todo hombre y mujer a sentir inclinación, simpatía o<br />
atracción —formas todas de un dormido deseo genésico—<br />
hacia un determinado ser del sexo opuesto, para<br />
demostrar que toda traba puesta a la manifestación espontánea<br />
y libre del amor acarrea, necesariamente, una<br />
reacción —rebelión— que se traduce en una exigencia<br />
irrefrenable de vulnerar lo preceptuado.<br />
Además —por lo expuesto y por otras razones que<br />
podríamos aducir—, afirmamos que es mezquino vivir<br />
toda la vida limitados a un mismo ser. Entiéndase<br />
bien, sin embargo, que glorificar el amor libérrimo no<br />
es destruir la belleza de los amores únicos. Reconocer<br />
la necesidad de pluralización, en muchos, no es negar<br />
la necesidad que otros sienten de permanecer unidos<br />
siempre al mismo ser. Nuestra aseveración presupone,<br />
única y exclusivamente, el deseo intenso de ver cómo el<br />
sexo, cual águila majestuosa, extiende sus alas y se remonta<br />
a las alturas inmarcesibles, donde nada ni nadie pueda<br />
manchar la pureza de su libertad, entera, amplia,<br />
integral.<br />
Si los pensamientos y las acciones llegan a plasmar<br />
as!, en esta comprensión armónica que facilitará la convivencia<br />
humana y la realización de los más fervientes<br />
postulados éticos, la especie podrá estar de parabienes<br />
y el amor sin trabas habrá realizado el prodigio.<br />
Pero, a! embriagarnos con las mieles de este triunfo,<br />
no olvidemos nunca que por encima de todas las consideraciones,<br />
de todas las conveniencias, está la dicha<br />
de amar y ser amado, que no puede negarse a nadie,<br />
que no debe, en ningún caso, constituir una excepción.<br />
Y mientras llega la hora de ver realizadas éstas, que<br />
algunos llaman utopías, pensemos —como dijo magistralmente<br />
el poeta argentino— «en los hogares donde<br />
los besos no tienen la armonía de los gorjeos amorosos<br />
del nido». No olvidemos que son a millares los matrimonios<br />
que viven en el infortunio de no comprenderse,<br />
que se debaten en el infierno del desamor. La vida en<br />
común, en estos casos, es la vida triste y casi miserable<br />
—aun entre las mayores riquezas— bajo un cielo tormentoso<br />
en donde únicamente el niño —el hijo— logra<br />
enhebrar, a veces, un rayo de sol entre dos nubes...<br />
Y, ante semejante calvario de dolor y de hastío,<br />
decidme si no es justo, si no es santo rebelarse contra<br />
la cadena de las «buenas costumbres» que consagran,<br />
enaltecen y glorifican la injusticia de vivir así.<br />
No es de extrañar, pues, que frente a este martirio<br />
lento, de todos los días, de todas las horas y de todos<br />
los minutos de la mujer, haya surgido una fórmula que<br />
© faximil edicions digitals 2006<br />
ha venido a ser como un bálsamo aliviador: el amor<br />
ilegal.<br />
La mujer ideó amar a despecho de toda ley social,<br />
religiosa y moralista, es decir, se arrojó en brazos del<br />
adulterio, porque no halló en el matrimonio la esperada<br />
dicha del amor. Porque, en lugar de encontrar en esta<br />
institución legal la plena satisfacción de sus deseos,<br />
de sus sueños y de sus aspiraciones de fémina, encontró<br />
despotismo, obligaciones, sumisión y, lo que es<br />
aún peor, incomprensión.<br />
Sólo un medio existe para salvar el hogar y para<br />
evitar el adulterio, y este medio es la libertad sexual.<br />
Todos los sistemas a que se recurra —fuera del citado—<br />
están condenados al fracaso y no lograrán otra cosa que<br />
prolongar los estertores de una agonía ya de por sí<br />
cruenta y dilatada.<br />
Porque el amor es una función personaiísima, ética,<br />
por sí misma, que, al modo de ciertos animales, muere<br />
en el cautiverio... y vive, se desarrolla y crece en la<br />
más amplia libertad. .