Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
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Es un verdadero horrar. Durante el ramalazo de locura<br />
bélica que asoló a Europa de 1914-18, se ponía el grito<br />
OD el cielo clamando contra el inmenso derroche de<br />
vidas y de producción útil que suponía. La desocupación<br />
es infinitamente más costosa y más cruel.<br />
«Kirby Page, en un libro sobre la guerra mundial,<br />
dice que el costo total de esa locura mortífera fue de<br />
unos 337 mil millones de dólares. Se emplearon cuatro<br />
años para gastar esa cantidad en la guerra, la guerra<br />
mayor en la historia del mando. La desocupación cttesia<br />
al mundo más de esa cantidad cada treinta y siete semanas»<br />
(1).<br />
Naturalmente, el párrafo citado se refiere a lo que<br />
suponen los subsidios que se abonan a los obreros en<br />
paro forzoso, a lo que éstos dejan de producir val»<br />
que de lo producido se avería o destruye por falta de<br />
consumidores. ¡ Y la tercera parte de la actual población<br />
del mundo no tiene pan que llevarse a la boca !<br />
De esto se desprende, además de lo monstruoso e<br />
insostenible de la actual situación, dos consecuencias<br />
inmediatas, desconsoladora la una y altamente esperoazadora<br />
la otra. Primera, que nuestro progreso técnico,<br />
en virtud de la irracional organización del régimen vigente,<br />
genera la miseria de las mayorías. Y, segunda,<br />
que por instinto de conservación avanzamos hacia uaa<br />
nueva organizació» social basada en la equitativa distribución<br />
del trabajo y su* productos. Nada podrá detener<br />
ese avance. El sistema capitalista se defenderá indudablemente<br />
más o menos tiempo, según las grandes masas<br />
llamadas a efectuar el cambio se organicen con mayor<br />
o menor acierto; pero, de todos modos, sus días están<br />
contados. La sociedad nueva habrá de imponerse, no<br />
sólo porque responde mejor al grado de evolución de<br />
la Humanidad, sino porque así lo determina la ley de<br />
la necesidad, madre de todos nuestros progresos.<br />
Esperar solución para los angustiosos problemas de<br />
nuestro tiempo sin aventurarse a destruir el sistema capitalista,<br />
es absurdo. No hay solución. Cuanto más alto<br />
raye la técnica de la producción, más se agudizarán<br />
nuestros problemas, si no se logra establecer un<br />
orden de cosas en el cual el interés individual ceda<br />
la preferencia al interés colectivo. La máquina nos desplaza<br />
más cada día de las tareas productoras y aumenta,<br />
consecuentemente, el número de los obreros en paro<br />
forzoso. Y aunque se hiciera desaparecer el sobrante<br />
de mano de obra por cualquier medio violento, el problema<br />
continuaría en pie. En la misma proporción que<br />
decrezca la población del mundo disminuirán las necesidades<br />
de la producción y los resultados serían análogos.<br />
La cuestión debe plantearse en los siguientes términos<br />
: i Nuestra capacidad productora responde a las necesidades<br />
de la actual Humanidad? Si responde —y<br />
claro está que responde— hay que poner en claro por<br />
qué no vivimos todos con la holgura correspondiente.<br />
El resultado de una investigación seria, orientada en este<br />
sentido, nos demostraría que noi podemos vivir, no porque<br />
no seamos capaces de producir y elaborar cuanto<br />
nos es necesario para la vida, sino porque existe una<br />
casta que indebidamente se ha posesionado de los útiles<br />
(1) LM desocupación y la maquinaría.<br />
© faximil edicions digitals 2006<br />
de producción y de las fuentes de riqueza, y por censervar<br />
ese derecho abusivo no vacila en hundir en la<br />
miseria más espantosa a millones de criaturas.<br />
Para ilustrar mejor al lector acerca de lo que ha<br />
aumentado auestra capacidad productora, especialmente<br />
a partir del principio de la guerra mundial en que se<br />
comenzó a introducir sistemáticamente en las industrias<br />
los métodos científicos en La organización del trabajo,<br />
vamos a dar algunos datos entresacados del interesantísimo<br />
y bien documentado libro de Otto Bauer Capitalismo<br />
y socialismo en la postguerra, recientemente publicado<br />
en castellano.<br />
Según esos datos, en los Estados Unidos, que es<br />
donde de modo más perfecto y acabado se han aplicado<br />
los nuevos métodos de producción (racionalización, taylorismo,<br />
standardización), los resultados obtenidos has<br />
sido los siguientes :<br />
Si valoramos en 100 el total de lo producido en 1914<br />
por un obrero en usa hora de labor, la valoración sería,<br />
para 1925:<br />
Industria de! automóvil 310<br />
Producción de neumáticos 311 ;<br />
Refinerías de petróleos 177 -<br />
Industria de la carne 127 y<br />
» del cemento 158<br />
Molinos de trigo 139<br />
Industria del cuero 128<br />
Refinerías de azúcar de caña 127 -<br />
Industria del papel 126<br />
Industria del calzado 117<br />
En 1927, la producción global de las fábricas en los<br />
Estados Unidos excedió en un 30'8 % a la obtenida<br />
en 1919. En cambio, el número de obreros ocupados<br />
en las industrias descendió de 9'1 millones en 19J9<br />
a 8'3 millones en 1927, y el de empleados, de 1*7<br />
a 1 '5 millones. Es decir, que una producción mayor en<br />
un 30'8 % pudo ser obtenida empleando un 8 % menos<br />
de obreros.<br />
En lo referente a trabajos agrícolas, he aquí un ejemplo<br />
elocuentísimo: la Campbell Farm Corporation en<br />
el Estado de Montaaa, tomó en arriendo una hacienda<br />
de 38.000 hectáreas. Se siembra en ella trigo durante<br />
dos años consecutivos dejando las tierras un año de<br />
cada tres ea barbecho. Ni se emplean animales de tiro<br />
ni abonos. Los obreros son chóferes y mecánicos que<br />
conducen los tractores y sirven las máquinas agrícolas.<br />
El empleo del trabajo manual es casi nulo. En la época<br />
de la recolección se da ocupación a un obrero por cada<br />
60 hectáreas, y en las temporadas anteriores y posteriores,<br />
a un obrero por cada 300 hectáreas.<br />
Tomando en consideración estos datos, no es ninguna<br />
maravilla que la población agraria en los Estados Unidos<br />
haya disminuido desde 1909 a 1928, de 31*4 mi-^<br />
llones a 27*7, mientras la superficie cultivada ha aumentado<br />
durante el mismo período de tiempo de 300*6 a<br />
353'4 millones de acres.<br />
En lo relativo a la industria, aún puede hacerse más<br />
en el seatido de la economía del esfuerzo humano, sólo<br />
organizando mejor el trabajo. En la industria americana<br />
del calzado se ta calculado que, sin disminuir la pro-