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Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books

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el individuo, sino que deja en segundo téimino la clase<br />

y el nombre del proceso morboso y viendo en el fondo<br />

de él una crisis con tendencia final curativa, sea de la<br />

forma que quiera, se preocupa más de la respuesta que<br />

da el organismo, para utilizar con la máxima eficacia las<br />

energías disponibles y dirigirlas en la debida dirección,<br />

o exaltarlas por medios naturales.<br />

De dos maneras principales se puede luchar contra<br />

una determinada enfermedad, como de dos formas se<br />

puede acudir en auxilio de una plaza fuerte, invadida<br />

por el enemigo, que amenaza destruirla. Una, tratando<br />

de deshacer y exterminaír al invasor; otra, vigorizando<br />

y dando elementos de defensa al invadido, para que<br />

por sus propios medios (que por ser específicos serán los<br />

de más eficacia) venza al invasor.<br />

No hay duda de que el primer medio sería el más<br />

indicado (1), y es, desde luego, el más seductor; pero<br />

así como no es posible echar aceite hirviendo sobre dos<br />

que luchan a brazo partido con intención de dañar a uno<br />

solo, ya que por su íntima unión se abrasará a los dos,<br />

de igual manera, todos los medios farmacológicos y<br />

serovacunoterápicos constituyen un arma de dos filos, uno<br />

de los cuales se aplica, a eeces, contra la causa (secundaria,<br />

según vemos, de enfermedad), y otro contra el enfermo,<br />

cuyas energías agota en vez de exaltar, cuya sangte<br />

y humores impurifica más de lo que lo están, en vez<br />

de procurar que se limpien y purifiquen, y cuyos emunctorios<br />

de eliminación sobrecarga y fatiga para eliminar<br />

tóxicos químicos o bacteriológicos, sin querer ver que<br />

con ello agobia, y, por ende, embota sus funciones eliminadoras,<br />

tan necesarias para arrojar del organismo las<br />

impurezas que provocaron la crisis.<br />

Nosotros, por el contrario, viendo en la enfermedad la<br />

expresión de un esfuerzo curativo espontáneo y la manifestación<br />

actualizada de algo que en estado latente<br />

yacía en el organismo, y reduciendo en síntesis las<br />

causas primarias de enfermedad a disminución del coeficiente<br />

de vitalidad, acumulo de sustancias o detritus<br />

morbosos y a anormal composición de los humores del<br />

cuerpo, desde ese punto colocados procuramos no luchar<br />

contra un determinado microorganismo (que no se hubiese<br />

desarrollado de no haber terreno propicio para él y<br />

sustancias propias para su medro), sino, de acuerdo con<br />

las ideas expuestas, devolver al organismo la perdida<br />

energía vital en los posibles límites, ayudar el esfuerzo<br />

de eliminación de la naturaleza para expulsar los venenos,<br />

de la clase que eHos sean, que impurifican la economía,<br />

y, en fin, intentamos restituir la normal composición<br />

de tejidos y humores, mediante una dieta racional,<br />

y no añadiendo nuevos tóxicos a los que ya existen.<br />

SEGUNDA DIFERENCIA.—La Terapéutica alópata se<br />

basa en la acción; la naturista se fundamenta en la reacción.<br />

Comentario.—La ley de acción y de reacción es universal<br />

e invariable (2), como todas las de la Naturale-<br />

(1) Si bien ya veremos que, según nuestro criterio,<br />

•o es lo más importante de) problema el invasor.<br />

(2) Solamente la comprensión de las leyes de la<br />

Naturaleza puede hacer que ésta se doblegue ante el<br />

hombre, porque a la Naturaleza se la vence por la obediencia.<br />

© faximil edicions digitals 2006<br />

Utuditt<br />

za, y puede formularse así: A toda acción o actividad<br />

en un determinado sentido, sigue una reacción compensadora<br />

en sentido contrario de mayor duración que la<br />

primera. No es preciso poner muchos ejemplos, pues<br />

basta recordar que tras de una excitación del sistema<br />

nervioso, subsigue una depresión compensatriz, el ejercicio<br />

físico activo exige un mayor descanso, después la diarrea<br />

y los purgantes producen estreñimiento consecutivo; la<br />

vasoconstricción, a causa del frío, es sustituida por una<br />

intensa vssodilatación, etc., etc.<br />

Enfrente de un enfermo, la Terapéutica alopática se<br />

encamina en el sentido de la acción del medicamento, o<br />

el suero X contra la pretendida causa de- enfermedad,<br />

buscando una actividad directa que anule aquélla, sin<br />

tener en cuenta para nada la reacción consiguiente con<br />

que el organismo ha de responder, ni pensar más que en<br />

la problemática probabilidad de que la Medicina actúe<br />

sobre la causa, y no queriendo ver los estragos que ha<br />

de producir sobre el organismo (cuya vitalidad se halla<br />

rebajada y cuyas eliminaciones habría que forzar), donde<br />

el medicamento o el suero irritan, intoxican, destruyen<br />

elementos defensivos, paralizan funciones eliminadoras<br />

y sobrecargan la economía de sustancias perjudiciales.<br />

Todo ello sin contar con que la excitación artificiosa<br />

y forzada que se ha producido en aquel organismo ha de<br />

ir seguida fatalmente de una reacción contraria y de más<br />

intensidad, que tienda a compensar el desequilibrio engendrado.<br />

Nosotros, en cambio, buscando en la antedicha ley<br />

universal de acción y de reacción un auxiliar en vez de<br />

un enemigo, fundamentamos nuestras indicaciones terapéuticas<br />

en la respuesta que el enfermo ha de dar ante<br />

nuestra intervención, y así, indirectamente en apariencia,<br />

pero directamente en el fondo (por cuanto lo más<br />

directo es y será siempre el camino que la Naturaleza<br />

nos marque), luchamos contra el mal, buscando que el<br />

propio enfermo se defienda por sí sólo, reaccionando<br />

activamente y con el máximum de energías contra las<br />

causas secundarias de enfermedad que hicieron estallar<br />

la crisis, al encontrar terreno propicio donde desarrollarse,<br />

y sin perder de vista las verdaderas causas primarias<br />

de enfermedad antedichas, cuya anulación o disminución<br />

intentamos.<br />

TERCERA DIFERENCIA.—Dentro de su intención, pocas<br />

Heces lograda (y siempre con cargo a algún daño para<br />

el cuerpo), de luchar contra causas, la Terapéutica alópata<br />

es las más veces sintomática, en tanto que nosotros,<br />

no sólo no luchamos contra síntomas, sino que los favorecemos<br />

si así conviene, dirigiendo nuestra atención contra<br />

las causas primarias verdaderas.<br />

Comentario.—Mientras que la Medicina usual combate<br />

Jos síntomas sin ver en ellos muchas veces su verdadera<br />

significación de avisos o defensas, y si hay diarrea,<br />

trata de cortarla; si fiebre, la combate con toda<br />

suerte de antipiréticos; si erupciones en la piel, intenta<br />

suprimirlas con pomadas y todo género de ¡ depurativos!;<br />

nosotros, viendo en el síntoma ora un aviso de que<br />

en el organismo ocurre algo anormal, ora, las más de<br />

las veces, un esfuerzo espontáneo de la Naturaleza pata<br />

eliminar por uno u otro medio impurezas o detritus perjudiciales,<br />

lejos de combatir síntomas, si bien tratamos<br />

de aliviar al enfermo de sus molestias, procuramos su-

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