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Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books

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Piedras preciosas<br />

LAS FINANZAS<br />

El negocio, y sobre todo el agiotaje, son actualmente<br />

modos de adquirir que se parecen mucho a las empresas<br />

de aventureros de los tiempos bárbaros, las cuales<br />

daban también, a cambio de un poco de fuerza y de<br />

mucha astucia, el poder y la riqueza. «¡ Arrebate quien<br />

pueda, conserve quien pueda !» Tal era la divisa de los<br />

conquistadores. ¿Acaso no es igual la de la industria<br />

mercantil de nuestros días? ¿A quién concede ésta los<br />

mayores beneficios? ¿Acaso al Mgociante que transporta<br />

realmente los diferentes productos de uno a otro<br />

extremo del mundo, al que desempeña hábilmente ana<br />

función útil? No. La fortuna continúa siendo aquella<br />

ciega divinidad de los paganos : no mide sus dones al<br />

trabajo y al mérito, sino que los caca a subasta en los<br />

pasillos de la Bolsa y el más temerario es el afortunado<br />

que gana los mejore* lotes.<br />

La riqueza es aún el premio destinado a los aventureros.<br />

Los detentadores de la mayor parte de los capitales<br />

móviles son los judíos, agiotistas y usureros, esos<br />

usurpadores astutos de la riqueza de las naciones. Un<br />

gesto 6uyo, un ligero fruncimiento de cejas, bastará<br />

para agitar todos los mercados del mundo; y no es<br />

solamente la riqueza presente la que han tenido la<br />

habilidad de encerrar en su portamonedas, sino que son<br />

propietarios de una gran parte de los productos del<br />

trabajo futuro, han hipotecado, por medio de los empréstitos,<br />

las generaciones que aún han de nacer: los<br />

grandes agiotistas de la hacienda no son trabajadores,<br />

sino aventureros.—EUGENIO BüRET.<br />

LOS DÉFICIT DE LA APROPIACIÓN<br />

Cierto número de hombres cree que es ventajoso<br />

apoderarse del bien del semejante, pero muy pocos se<br />

imaginan que es ventajoso abandonarle el bien propio.<br />

Debido a esto se toma un conjunto de medidas para<br />

preservar la propiedad de los ataques del vecino: cerraduras,<br />

arcas de hierro, muros espesos, guardianes, señales<br />

eléctricas, etc. Para preservarse del fraude, hay<br />

las actas de toda clase, los timbres, los contratos, etcétera.<br />

El hombre ha creado nn material inmenso para preservarse<br />

del robo y del fraude. Por su lado, los Gobiernos<br />

han creado una organización provista también<br />

de todo un material muy complejo para prevenirlos y<br />

castigarlos : la policía, los tribunales, las prisiones, etcétera.<br />

Estos mecanismos privados y públicos y esta organización<br />

exigen gastos colosales. Por otra parte, el temor<br />

© faximil edicions digitals 2006<br />

a ser robado y engañado produce un despilfarro d«<br />

tiempo verdaderamente prodigioso. Piénsese tan sólo en<br />

la legalización de las firmas, en las formalidades necesarias<br />

para validar un contrato o los títulos de propiodad.<br />

El número de asuntos y trabajos que podrían realizarse<br />

en igual tiempo habría tal vez decuplicado si todos<br />

los hombres procedieran de buena fe. Un simple memorándum<br />

para recordarse las cláusulas estipuladas podría<br />

reemplazar todos los innumerables legajos bajo cuyo<br />

peso sucunbimos actualmente.<br />

Las pé.didas causadas por e] robo y el fraude debei<br />

cifrarse por miles de millones. Los beneficios que impiden<br />

realizar deben cifrarse también por miles de millones<br />

más numerosos. ¿Cuánto? Sabemos que es mucho,<br />

pero carecemos absolutamente de datos para indicar una<br />

cantidad. Vamos a arriesgar una. He aquí nuestra hipótesis.<br />

Nos parece que el despilfarro causado por el robo<br />

y el fraude no puede ser menor de veinte jornadas de<br />

trabajo por año. Que el lector piense un poco en su<br />

propia existencia. ¿Es que no gasta este tiempo para<br />

garantizar la propiedad? Cada noche cierra la puerta<br />

de su casa. Supongamos que requiere esto dos minutos.<br />

A cada instante tiene que cerrar sus cajones. Contemos<br />

medio minuto para esta operación. Pues bien; dos minutos<br />

y medio por día hacen quince horas por año; una<br />

jornada y media de trabajo. Quedan, pues, diecioch»<br />

días para todo el resto : gastos soportados para la seguridad<br />

pública, los tribunales, las formalidades judiciales,<br />

los procesos, etc. Me parece que no exagero. Ahora<br />

bien; veinte días de trabajo para la Humanidad entera<br />

representan 10.760 millones de francos por año. Tal e»<br />

probablemente la suma que nos hacen perder el robo y<br />

el fraude.—J. NovlCOVT.<br />

LOS APACHES<br />

Y LAS GENTES HONRADAS<br />

...Todos los jefes de Estado se abraza», se acarician<br />

y no pierden ocasión de asegurarse mutuamente que soa<br />

verdaderos amigos. Es increíble lo que se aman. Y<br />

cuando se visitan es para enseñarse lo bien armados que<br />

están para darse porrazos.<br />

Los Estados europeos no difieren sensiblemente de<br />

nuestros apaches ordinarios. Parece que entre los principales<br />

miembros de éstos se encuentra siempre que se<br />

les detiene una rica colección de armas ofensivas y defensivas.<br />

Exactamente como entre nosotros. Y hasta<br />

presumo que cuando estos apreciables sujetos se visitan,<br />

deben enseñarse orgullosamente su arsenal y, entra<br />

sorbo y sorbo, decirte :

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