Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
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Fuente fecunda de dolor y de infelicidad para el<br />
individuo, constituye el problema sexual, una complicación<br />
del problema económico, que sólo puede ser<br />
resuelto con una profunda subversión de la sociedad.<br />
Sobre él, y en lo que llevamos de siglo, se han escrito<br />
cientos de volúmenes, que han contribuido poderosamente<br />
a madurar el espíritu para las rebeldías emancipadoras.<br />
Es interminable la lista de tratados voluminosos,<br />
como los de Hawellock Ellis, los de Iwan Bloch,<br />
los de Van de Welde, de Augusto Forel, de Hardy,<br />
de Marestan, de Lorulot, de Mayoux, los de la doctora<br />
•Stopes, los de Lindsey, etc., etc. Dedicados, todos<br />
estos libros, a remediar la profunda ignorancia en que<br />
siempre ha estado envuelta la sexualidad, inspirados en<br />
una sana finalidad y al servicio de una misión científica,<br />
nada tienen que ver con la peste de libros pornográficos,<br />
escritos con un fin mercantil, y que si resultan<br />
nocivos, no es por la dosis de perversión que encierren,<br />
tino por el hambre sexual y la lujuria insatisfecha de<br />
las manos en que caen.<br />
La hipocresía social en que vivimos no se escandaliza<br />
de que la miseria reine en los hogares, sino de que se<br />
manifieste en la práctica de la mendicidad. Con tal de<br />
que permanezca oculta, no le importa la existencia de<br />
una monstruosidad, aunque revista las proporciones de<br />
ésta que vamos a analizar aquí. En nada como en esto<br />
hemos aprendido el arte del disimulo y la táctica de la<br />
ocultación, y^el mal quedaría en el secreto del individuo,<br />
si la necesidad no obligara a contárselo al médico<br />
y la ofuscación no llevara con frecuencia las cosas hasta<br />
el escándalo público.<br />
Hasta aquí, la moral dogmática, que tenía en sus<br />
manos todos los resortes del Poder, ha estado basada<br />
en U negación del instinto sexual, en considerarlo como<br />
un pecado horrible y vergonzoso, que sólo es tolerable<br />
> la sombra del matrimonio y cuando va dirigido a la<br />
reproducción de la especie. Hasta el parto era como<br />
jna mancha, de la que debía lavarse la mujer, acudiendo<br />
a la iglesia, en su primer salida de casa, para<br />
*a purificada, mediante la luz de una vela y la murraaoón<br />
de unos latines.<br />
Pao el instinto primario, imperioso y vital, ineludibw<br />
y avasallador, ha venido jugando la pieza a la moi*l.<br />
««virtiéndola en tapadera de los más turbios pen-<br />
T las más torpes desviaciones. Los jóvenes<br />
uempre su vicio solitario, como un delito<br />
y aoutruoso capaz de desalar las iras venbarbado<br />
del Génesis. Pero el deseo<br />
© faximil edicions digitals 2006<br />
El problema s<br />
Isaac Puente<br />
ha sido más imperioso que su débil voluntad y la vida<br />
ha terminado por afirmar sus imperativos, imponiendo<br />
lo que no puede negarse. En los internados religiosos,<br />
los padres han confiado a sus hijos, con la confianza de<br />
quien espera sustraerlos a todas las tentaciones de la<br />
carne. Mas la carne derrumba las débiles barreras y<br />
se adueña de las juveniles voluntades, corrompiéndolas<br />
en el contagio mutuo de desviaciones y en la práctica<br />
de muchas perversiones. La misma escuela de perversión<br />
sexual es el cuartel, el campamento y el presidio,<br />
en tanta mayor medida, cuanto más severa es la prohibición<br />
y el apartamiento del otro sexo.<br />
Se educa a los jóvenes en la más espesa ignorancia.<br />
No se les ilustra sobre el menor peligro, ni se les da<br />
un consejo que pueda serles útil. No se les deja otra<br />
salida que la prostitución, en la que acechan temibles<br />
enfermedades, incurables en su mayor parte, porque se<br />
esconden como una vergüenza más, como la patente de<br />
un delito.<br />
Así llegan con una tal ceguera, con ideas equivocadas,<br />
o con perversiones o enfermedades de matute, al<br />
matrimonio, donde esperan saciar sus apetencias sexuales<br />
y donde cosechan lluvia de hijos y un yugo del<br />
que nunca podrán desuncirse.<br />
Nadie como el médico ve toda la magnitud de los estragos<br />
que produce esta moral. Perversiones sexuales, desequilibrios<br />
genitales, trastornos mentales, enfermedades<br />
venéreas, hijos defectivos, reproducción de enfermos y<br />
anormales, un océano infinito de dolor evitable.<br />
Después de la época ominosa de la Dictadura, que<br />
entorpeció la exposición de estas ideas y tuvo animadversión<br />
manifiesta hacia cuanto pugnaba con la moral,<br />
el advenimiento de la República, viendo en sus puestos<br />
destacados a hombres que combatieron en favor de las<br />
nuevas ideas sexuales, concebimos ciertas ilusiones. La<br />
misma Liga Internacional para la Reforma Sexual, que<br />
interpreta este movimiento mundial en favor de la<br />
emancipación sexual, creímos tendría en España su<br />
núcleo de avanzada, su sede adoptiva. Pero en el transcurso<br />
de año y medio de República, nos da el siguiente<br />
raquítico balance : Aprobación de una ley de divorcio,<br />
tímida y restringida, que precisa de un largo expediente<br />
para rendir eficacia en los casos en que es aplicable.<br />
Abolición de la reglamentación de la prostitución, lo que<br />
desde hace cincuenta años propugnaba, por compasión<br />
hacia la hetaira, Josefina Butler. Castigar como delito<br />
el contagio venéreo y obligar, bajo multas, a su curación.<br />
Creación de una Liga Española para la Reforma