Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Diferencias fundamentales entre l<br />
Por una vez, aunque soy enemigo de concretar en<br />
aquellos asuntos que por su importancia merecen especial<br />
mención y detenimiento, voy a resumir en breves<br />
líneas el asunto que motiva este modesto artículo, haciendo<br />
resaltar las principales discrepancias de ambas<br />
terapéuticas entre sí y sus distintos criterios, enfrente<br />
de las manifestaciones morbosas, a causa de sus divergencias<br />
en la interpretación del concepto de enfermedad<br />
y del de batamiento.<br />
Obedece esta mi tentativa, por otro lado, a "que<br />
con harta frecaencia se nos ha tachado de ambiguos,<br />
de abstractos; se han calificado nuestras teorías y procedimientos<br />
de ratinas y vaguedades, y se ha repetido<br />
por doquier que nuestro sistema no es más que un<br />
magma confuso de empirismos desordenados, desprovistos<br />
de todo fundamento científico. Y cuando no esto,<br />
que es lo más frecuente, algunos compañeros han protestado<br />
ruidosa (y a veces sinceramente) ante nuestra<br />
pretensión de ver y hacer las cosas desde diferente<br />
punto de vista colocados, por considerar que todo lo<br />
que nosotros hacemos lo pueden hacer, y de hecho lo<br />
hacen también, los médicos alópatas, si bien con distinto<br />
criterio directriz.<br />
Días pasados, precisamente, me argüía un amigo y<br />
compañero, que no hacía faha titularse pomposamente<br />
médico naturista (que todos los médicos, decía él, lo<br />
son) para prescribir acertadamente unos baños de sol<br />
y unas prácticas hidroterápicas más o menos especiales,<br />
o para instituir un determinado régimen de alimentación,<br />
que, en nuestro caso y en su opinión, es demasiado<br />
absoluto para ser útil siempre. Añadía mi hermano<br />
en Hipócrates, que teniendo en cuenta que unas<br />
compresas, por ejemplo, tan compresas son y lo mismo<br />
obrarán aplicadas por un naturista como por un alópata,<br />
ya que no sólo somos nosotros los que prescribimos<br />
baños de sol y verduras (textual), no había razón ni<br />
fundamento para dividir la Terapéutica en Alopática<br />
y Fisiátfica o Naturista, porque en el fondo una y<br />
otra son idénticas.<br />
Como respuesta a esto, y creyendo que no estará<br />
de más insistir en estos asuntos, ya que, por lo v¡sto,<br />
no nos hemos explicado aún bastante y no hemos sido<br />
© faximil edicions digitals 2006<br />
Dr. Roberto Remartínez<br />
suficientemente comprendidos, he decidido contestar<br />
a mi amigo y compañero en la forma y desde el sitio<br />
que lo hago, porque así sirva una vez más de explicación<br />
de nuestras racionales doctrinas, para todos<br />
aquellos que, o no nos comprenden, o lo que es peor,<br />
y harto más frecuente me parece, para los que no<br />
quieren comprendernos, pese a nuestra habitual sencillez<br />
y claridad.<br />
Para que no se me reproche el carecer de estas dos<br />
últimas condiciones, resumiré en forma casi sinóptica<br />
las diferencias entre las dos Terapéuticas, la oficial<br />
alopática y la especial naturista.<br />
PRIMERA DIFERENCIA.—En esencia, la terapéutica<br />
corriente es la terapéutica de la enfermedad, mientras<br />
que la naturista es la del enfermo.<br />
Comentario.—En efecto; la medicina alópata se<br />
afana en luchar contra unas causas de enfermedad<br />
(más o menos hipotéticas, como luego veremos); y contra<br />
ellas, creyéndolas las únicas causantes del mal, dirige<br />
sus esfuerzos. Para ella, el problema reside principalmente<br />
en una determinada entidad morbosa, producida<br />
por una causa externa y ajena al organismo, y contra ese<br />
elemento perturbador y casual, según su criterio, esgrime<br />
sus armas con un éxito, doloroso es, ¡ay!, confesarlo,<br />
no muy superior al de hace cincuenta años. Enfrente de<br />
un caso de pulmonía, de tifus o de tuberculosis, por<br />
ejemplo, la medicina alopática sólo ve una enfermedad<br />
producida por el microorganismo A o B, y contra ese<br />
microorganismo y haciendo del cuerpo del enfermo<br />
campo de batalla, se encamina para exterminarle con<br />
sueros, vacunas y fármacos de toda índole, que son sus<br />
armas habituales y terribles... para el enfermo.<br />
En el mismo caso, el médico natunsta, y prescindiendo<br />
por el momento de la enfermedad como tal entidad rea],<br />
sólo ve un enfermo, pulmoníacos, tífico o tuberculoso, al<br />
que hay que tratar, y cuyas energías defensivas distintas<br />
en calidad y cantidad en cada individuo, es decir, especificas<br />
para cada enfermo, hay que encauzar, vigorizar<br />
y conservar todo lo posible. Para el médico fisiatra no<br />
es lo más importante la enfermedad, que considera como<br />
una cosa natural y una consecuencia de la transgresión de<br />
leyes naturales o de malas condiciones preexistentes en