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Estudios Revista Ecléctica. Número 113 - Christie Books

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alcanzar nuestra redención... En la carcajada que esos<br />

inventos y vicios le arrancan a Mefistófeles, no debenos<br />

ver otra cosa sino un símbolo de la satisfacción<br />

con que el espíritu del Progreso Universal mira cómo<br />

es que nosotros, hasta con nuestras torpezas, promovemos<br />

indirectamente nuestra propia evolución... O como<br />

se expresaba Leonardo, otro panteísta : «La sabia<br />

Naturaleza representa la más alta sabiduría, pues ella<br />

obliga a los efectos a tomar parte en sus causas.» Caia<br />

paso que da el hombre, cada esfuerzo hacia adelante,<br />

es seguido de una caída inevitable; pero es en una<br />

larga serie de esas caídas, que está su salvación. «El<br />

que se esfuerce en progresar, ese alcanzará su redención»,<br />

dice Fausto.<br />

Desde el mismo día en que el Ángel del Señor,<br />

armado de su flamígera espada, condenó al hombre<br />

arrojándolo del Paraíso, la suerte de la especie humana<br />

parecía estar sellada; era asunto concluido: el hombre<br />

era malo, nacía del mal, llevaba en sí la maldición<br />

del pecado original, y encadenado a esa maldición,<br />

su fin era el infierno, para allí servir de pasto a las<br />

llamas por toda la eternidad.<br />

Tal era el estado de desesperación en que se encontraba<br />

la humanidad cuando Spinoza, esgrimiendo el<br />

poderoso argumento de la lógica, asestó el golpe de<br />

gracia a tan espantosa superstición bíblica que condenaba<br />

al hombre, demostrando que éste es parte integrante<br />

del Todo; una chispa de la Divinidad, y que,<br />

por lo tanto, no podía estar condenado a su perdición.<br />

Fue de ese modo que el filósofo comenzó su misión de<br />

redimir al género humano. Algún día se le reconocerá<br />

como el más grande de los redentores.<br />

Spinoza levantó al hombre de la abyección a que<br />

la superstición bíblica lo había llevado, para elevarlo<br />

a la categoría divina. Pero el estilo árido, matemático<br />

y por lo tanto nada sugestivo en que lo hace el<br />

filósofo, es causa de que Un bella ¡dea permaneciese<br />

oculta, desconocida casi, comeado así el riesgo de<br />

apagarse, como se apaga la Dama de ana lámpara a<br />

la que no se le pone aceite. E* aquí donde entra la<br />

obra del poeta de Wéimar, qoiea al encender su luminoso<br />

fanal en la luz de la idea panteísta. hizo posible<br />

a ésta resplandecer por todas las generaciones,<br />

para de ese modo cumplir su muios redentora. Con<br />

razón la justiciera mentalidad de Mattew Amold reconoce<br />

en Goethe «el primero de los grandes pensadores<br />

en dar a conocer al mundo la verdad de la filosofía<br />

de Spinoza».<br />

A pesar de su optimismo, Spinora, como todo redentor,<br />

ha debido tener sus momentos de amargo desconsuelo.<br />

Su discípulo Lucas nos dice haber oído esta<br />

-exclamación de los propios labios del maestro: «He<br />

dedicado toda 1 mi vida a escribir cosas que quizá nadie<br />

va a entender...» El filósofo sabía que estaba en la verdad,<br />

pero comprendía también que su estilo matemático<br />

era una remora para que esa verdad se pudiera<br />

abrir paso. Cupo en suerte a Goethe ser el primer<br />

instrumento escogido por la idea panteísta, a través<br />

de los tiempos, para poder brillar con más fulgor, imponiéndose<br />

así a las generaciones pensantes. La misión<br />

del poeta fue ataviar esa idea, engalanarla lo mejor<br />

posible, para hacerla así más atractiva a la ima-<br />

© faximil edicions digitals 2006<br />

ginación popular. En ese sentido el autor del Fausto<br />

ocupará siempre lugar señalado al tratarse de la redención<br />

de la humanidad...<br />

Goethe y Spinoza fueron dos polos opuestos en<br />

carácter; pero dos polos que sólo tuvieron que ponerse<br />

en contacto para producir la chispa eléctrica que ha<br />

de iluminar el camino de la verdad a la humanidad<br />

futura.<br />

Jorge Santayana —filósofo moderno, quien más aprecio<br />

me inspira, sin embargo, como crítico— al analizar<br />

los tres máximos poemas filosóficos : De natura<br />

rerum, La Dioina Comedia y el Fausto, llega a la conclusión<br />

de que «cada uno de ellos es el mejor en so<br />

respectivo sentido y ninguno es el mejor en todo sentido...<br />

cada uno representa una era distinta en la historia,<br />

y en los tres está condensada toda la filosofía<br />

europea». Lucrecio es el poeta de la Naturaleza; Dante<br />

el de la Teología, y Goethe el de la Vida., La superioridad<br />

de cada uno de los tres será siempre estimada<br />

de acuerdo con el respectivo concepto filosófico<br />

de quien los juzgue. El primero representa la antigua<br />

Grecia; el optimismo ingenuo, que era entonces norma<br />

de toda la vida pagana. El segundo representa la pesimista<br />

Edad Media; la Teología, que era, a un mismo<br />

tiempo, la ciencia y la filosofía de aquella época. El<br />

tercero representa la edad futura; el optimismo consciente,<br />

que todo trata de explicarlo.<br />

El romano Lucrecio fue el mejor exponente, en poesía,<br />

que ha tenido el monismo antiguo. Su poema es<br />

un himno optimista entonado a la Naturaleza, la ciencia,<br />

los átomos, las esferas, y también a su maestro<br />

Epicuro : el moralista que se distinguió principalmente<br />

por la piedad, por sus sentimientos de amistad y por<br />

el horror que tenía a las guerras, a la violencia y a<br />

toda clase de sacrificios y de sufrimientos. Para Lucrecio,<br />

como para Xenófanes, Todo es Uno. Sostiene<br />

que ninguna cosa aparece en este mundo, cuya creación<br />

y existencia no fuese favorecida por la muerte de<br />

otra cosa, y deja resuelto el complicado enigma de<br />

la evolución biológica de esta manera: «Nada aparece<br />

en el cuerpo humano con el objeto de que lo utilicemos,<br />

sino que su aparición coincide siempre con la<br />

necesidad de su uso.» Respecto a su filosofía natural,<br />

con la ingenuidad característica del paganismo helénico,<br />

el poeta latino reconoce que todo está perfectamente<br />

bien organizado en este mundo. Y en cuanto a<br />

conducta, «su vida está llena de yerbas, frutas y abstinencias»,<br />

atestigua San Jerónimo. De modo que tan<br />

frugal como su vida, es también de sencilla la filosofía<br />

natural del poeta.<br />

A la inversa del ingenuo Lucrecio, Dante emplea<br />

una sutileza pasmosa para exponernos la compleja filosofía<br />

dualista. Su poema La Dioina Comedia, es la expresión<br />

artística más perfecta que poseemos del concepto<br />

filosófico medieval, esto es, del pesimismo. De ahí<br />

que fuese El Infierno aquella parte del poema en que<br />

el autor arrancara las más vibrantes notas a su maravillosa<br />

lira. De acuerdo con el criterio medieval, completamente<br />

negativo, la humildad, la contrición y el temor<br />

al diablo figuraban entre las más grandes virtudes.<br />

Dante odiaba a los pecadores, a los reprobos, quienes<br />

estaban condenados al infierno por toda la eternidad

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