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El padre O'Connor conocía los horrores del mundo y no se escandalizaba, pues su<br />
pertenencia a la Iglesia católica le hacía depositario de un gran tesoro: la<br />
misericordia.<br />
Superación del agnosticismo<br />
Después de haber permanecido algún tiempo en los abismos del<br />
pesimismo contemporáneo, tuve un fuerte impulso interior para rebelarme y<br />
desechar semejante pesadilla. Como encontraba poca ayuda en la filosofía y<br />
ninguna en la religión, inventé una teoría mística y rudimentaria: que incluso<br />
la mera existencia, reducida a sus límites más primarios, era lo<br />
suficientemente extraordinaria como para ser estimulante.<br />
Esa teoría personal le hace «seguir unido a los restos de la religión por un tenue<br />
hilo de gratitud: daba las gracias a cualquier dios existente». Años más tarde, a<br />
propósito del pesimismo existencial que rezumaba la pluma de muchos escritores,<br />
escribe:<br />
En mi opinión, la opresión del pueblo es un pecado terrible; pero la<br />
depresión del hombre es un pecado todavía peor.<br />
Un día de otoño de 1896, Chesterton vio a Frances Blogg por primera vez y se<br />
enamoró de ella. Aquella noche escribió en la soledad de su habitación unos versos<br />
«a la mujer que amo», donde explica que Dios creó el mundo y puso en él reyes,<br />
pueblos y naciones sólo para que así se lo encontrara Frances. En el mismo<br />
cuaderno escribiría poco después que Frances «sería la delicia de un príncipe».<br />
Pero Frances practicaba la religión. Esto era algo extraño para mí y<br />
para el mismo ambiente de cultura alborotada en que ella vivía. Para todo<br />
ese mundo agnóstico, practicar la religión era algo mucho más complejo que<br />
profesarla.<br />
En 1900 Chesterton conoce a Hilaire Belloc, un joven historiador de carácter<br />
apasionado, que le descubre el pensamiento social cristiano. Y entablan una amistad<br />
que duraría toda la vida. En 1901 Chesterton se casa con Frances y empieza a ser<br />
uno de los periodistas más conocidos y polémicos del país. En 1903 debate con el<br />
director del Clarion, Robert Blatchford, a propósito de su pensamiento determinista.<br />
Si hasta entonces podía pasar como agnóstico, desde ahora iza en su mástil la<br />
bandera del cristianismo.<br />
De vacaciones en Yorkshire, los Chesterton conocen al padre O'Connor, un<br />
sacerdote que les sorprende con su inteligencia y simpatía. Pero Chesterton<br />
reconoce que:<br />
Si me hubieran dicho que diez años más tarde sería yo un misionero<br />
mormón en alguna isla de caníbales, no me hubiera sorprendido tanto como<br />
la idea de que quince años después yo haría con él mi confesión general y<br />
sería recibido en la iglesia que él servía.<br />
En el padre O'Connor, Chesterton nos dice que encontró a un sacerdote, a un<br />
hombre de mundo, a un hombre del otro mundo, a un hombre de ciencia y a un viejo<br />
amigo.<br />
1908. Ortodoxia<br />
De algunos de sus contemporáneos, Chesterton escribió que, al instalarse en el<br />
escepticismo y en una divagación sin contornos precisos, se hundían en la<br />
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