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esultado es un plano en el que están claramente señalados los callejones<br />
sin salida y los caminos equivocados, esos caminos que el mejor testimonio<br />
posible ha demostrado que no valen la pena, el testimonio de aquellos que<br />
los han recorrido antes (...}. Además, la Iglesia defiende dogmáticamente a<br />
la humanidad de sus peores enemigos, esos monstruos horribles,<br />
devoradores y viejos que son los antiguos errores.<br />
El párroco de Chesterton recuerda que «la mañana de su Primera Comunión era<br />
plenamente consciente de la inmensidad de la Presencia Real, porque el sudor le<br />
cubría por completo en el momento en que recibió a Nuestro Señor. Cuando le<br />
felicité me dijo: Ha sido la hora más feliz de mi vida.» Con anterioridad, Chesterton le<br />
había confiado: «Me aterra la tremenda Realidad que se alza sobre el altar. No he<br />
crecido con ello y es demasiado abrumador para mí.»<br />
A propósito de uno de sus mejores amigos, converso como él, Chesterton escribe:<br />
Los dos hemos hablado con un gran número de personas sobre<br />
cantidad de asuntos importantes, hemos contemplado parte del mundo y de<br />
sus filosofías, y no tenemos ni sombra de duda sobre cuál ha sido el acto<br />
más inteligente de nuestras vidas.<br />
Dos biografías<br />
Su célebre biografía sobre san Francisco de Asís aparece en 1923. Chesterton<br />
quiere demostrar que la vida de un santo puede ser una historia mucho más<br />
romántica que la mejor de las novelas. La admiración de Chesterton hacia san<br />
Francisco está ligada a su convicción de que la inocencia, la risa y la humildad<br />
infantiles son superiores a cualquier forma de escepticismo.<br />
En 1925, El hombre eterno es la respuesta de Chesterton al libro de Wells<br />
Bosquejo de la Historia, un ensayo donde Cristo merecía muchas menos páginas que<br />
las campañas de los persas contra los griegos. Chesterton divide su libro en dos<br />
partes. La primera es un resumen de la gran aventura de la raza humana hasta que<br />
deja de ser pagana. La segunda, un sumario de la diferencia que se produjo al<br />
hacerse cristiana. El hombre eterno ha sido considerada la obra maestra de Chesterton.<br />
Para Evelyn Waugh, era un libro «magnífico y popular, de una claridad<br />
meridiana, un monumento permanente». C. S. Lewis escribiría: «Leí El hombre<br />
eterno de Chesterton y por primera vez vi toda la concepción cristiana de la historia<br />
expuesta de una forma que me parecía tener sentido. »<br />
Los editores del San Francisco de Asís piden a Chesterton, diez años más tarde,<br />
una biografía de santo Tomás de Aquino. Su secretaria recordaba que, tras<br />
despachar los asuntos diarios, Chesterton le decía de pronto: «Vamos a ponernos un<br />
rato con Tommy. » De este modo le dictó la mitad de la biografía, sin consultar un<br />
solo libro. Al final le pidió que fuera a Londres para buscarle algunos libros. ¿Qué<br />
libros? No lo sabía. Ella escribió entonces al padre O'Connor y recibió una lista con la<br />
mejor bibliografía sobre el santo. Chesterton hojeó los libros rápidamente y dictó el<br />
resto del libro sin volver a consultar ninguno de ellos.<br />
Si Étienne Gilson había dicho que Ortodoxia era la mejor apología cristiana que<br />
había producido el siglo XX, de la biografía de santo Tomás afirmó: «Creo que es el<br />
mejor libro que se ha escrito jamás sobre santo Tomás, sin comparación posible. » Y<br />
también: «Chesterton hace que uno se desespere. He estado estudiando a santo<br />
Tomás durante toda mi vida y jamás podría haber escrito un libro como el suyo. »<br />
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