11.05.2013 Views

DIOS Y LOS NÁUFRAGOS ( José Ramón Ayllón)

DIOS Y LOS NÁUFRAGOS ( José Ramón Ayllón)

DIOS Y LOS NÁUFRAGOS ( José Ramón Ayllón)

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

los núcleos de hidrógeno permanecieran libres: éstos se combinarían con otros<br />

protones y neutrones para formar núcleos pesados. Entonces, al no existir el<br />

hidrógeno, no podría combinarse con los átomos de oxígeno para producir el agua<br />

indispensable para el nacimiento de la vida. Por el contrario, si disminuimos<br />

ligeramente esa fuerza nuclear, la fusión de los núcleos de hidrógeno se hace<br />

entonces imposible. Sin fusión nuclear, no hay soles, no hay fuentes de energía, no<br />

hay vida.<br />

Lo que es cierto para la fuerza nuclear lo es también para otros parámetros, como<br />

la fuerza electromagnética. Si la aumentáramos muy ligeramente, intensificaríamos la<br />

relación entre el electrón y el núcleo; entonces, no serían ya posibles las reacciones<br />

químicas que resultan de la transferencia de electrones a otros núcleos. Una gran<br />

cantidad de elementos no podría formarse, y en un universo así las moléculas de<br />

ADN no tendrían ninguna posibilidad de aparecer.<br />

Otra prueba de este perfecto ajuste es la fuerza de la gravedad. Si hubiera sido<br />

apenas un poco más débil en el inicio del universo, las primitivas nubes de hidrógeno<br />

nunca habrían podido condensarse y alcanzar el umbral crítico de la fusión nuclear:<br />

las estrellas nunca se habrían encendido. En el caso contrario, una gravedad más<br />

fuerte habría conducido a un verdadero desbocamiento de reacciones nucleares: las<br />

estrellas se habrían abrazado furiosamente y habrían muerto tan deprisa que la vida<br />

no habría tenido tiempo de desarrollarse.<br />

¿Sería posible que esta increíble complejidad fuera fruto del azar? Igor Bogdanov<br />

explica que se han programado computadoras «para producir azar». Y que esos<br />

ordenadores deberían estar calculando durante miles y miles y miles de millones de<br />

años -es decir, durante un tiempo casi infinito-, antes de que pudiese aparecer una<br />

combinación de números comparable a la que ha permitido la eclosión del universo y<br />

de la vida. Por consiguiente, es preciso que repensemos el papel de lo que llamamos<br />

«azar».<br />

A los conceptos de espacio, tiempo y causalidad es necesario añadir un principio<br />

de sincronización. Porque en el origen del universo no hay nada aleatorio, no hay<br />

azar, sino un grado de orden infinitamente superior a todo lo que podemos imaginar.<br />

Orden supremo que regula las constantes físicas, las condiciones iniciales, el<br />

comportamiento de los átomos y la vida de las estrellas. Un principio poderoso, libre,<br />

infinito, misterioso, implícito, invisible, experimentable, eterno y necesario, que está<br />

ahí, detrás de los fenómenos, muy por encima del universo y presente en cada<br />

partícula.<br />

El diseño inteligente de la vida<br />

Guitton nos recuerda que una célula viva está compuesta por una veintena de<br />

aminoácidos que forman una cadena compacta. La función de estos aminoácidos<br />

depende, a su vez, de 2 000 enzimas específicas. Siguiendo el razonamiento, los<br />

biólogos han calculado que la probabilidad de que un millar de enzimas diferentes,<br />

durante miles de millones de años, se unan ordenadamente para formar una célula<br />

viva es del orden de 1 entre 10'°°°, que es tanto como decir que la probabilidad es<br />

nula. Ello llevó a Francis Crick, premio Nobel de Biología por el descubrimiento del<br />

ADN, a concluir en idéntico sentido: «Un hombre honesto, que estuviera provisto de<br />

todo el saber que hoy está a nuestro alcance, debería afirmar que el origen de la vida<br />

57

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!