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DIOS Y LOS NÁUFRAGOS ( José Ramón Ayllón)

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el hecho de que algo sea incomprensible no significa que no exista. Por tanto, si<br />

hemos de ser intelectualmente honrados, habremos de reconocer que hay problemas<br />

que nos sobrepasan. Porque, si nuestra razón no reconoce esto, es una razón débil:<br />

Hay que saber dudar cuando sea necesario, tener certeza cuando sea<br />

necesario, someterse cuando sea necesario. Quien no hace esto no<br />

entiende la fuerza de la razón.<br />

Pascal acepta y hace suyo el racionalismo en el terreno de la ciencia, pero<br />

entiende que el racionalismo no se puede extender al terreno religioso y moral.<br />

Piensa que en este campo la exigencia primera y fundamental es una comprensión<br />

del hombre en cuanto tal, y que la razón es incapaz de lograr dicha comprensión.<br />

Así, en aras de la propia objetividad, Pascal procurará evitar dos excesos: excluir la<br />

razón y no admitir más que la razón. Del cristianismo en concreto, después de<br />

estudiar de forma exhaustiva su historia, dirá que, si un hombre hubiera compuesto<br />

un libro de profecías sobre la venida de Jesucristo, el cumplimiento de esas profecías<br />

tendría una fuerza divina. Pero lo que en realidad ha sucedido es mucho más: una<br />

sucesión de hombres durante muchos siglos, han profetizado el mismo<br />

acontecimiento. Es todo un pueblo quien lo anuncia. Por eso, pacíficamente declara:<br />

Para los que desean ver a Dios hay suficiente luz, y suficiente<br />

oscuridad para los que no quieren verlo.<br />

Todos aquellos que han pretendido conocer a Dios y probar su existencia sin<br />

Jesucristo aducían solamente pruebas ineficaces. En cambio, para probar a<br />

Jesucristo tenemos las profecías, que son pruebas sólidas y tangibles. Y el hecho de<br />

que se hayan cumplido y comprobado en los hechos, fundamenta la certeza de<br />

aquella verdad y constituye la prueba de la divinidad de Jesucristo. En él y por él<br />

conocemos a Dios. Sin Jesucristo y sin la Escritura no se puede probar a Dios de un<br />

modo absoluto.<br />

Un análisis comparativo llevará a Pascal a una significativa constatación histórica:<br />

lo que Platón no pudo inculcar a algunos pocos hombres escogidos y<br />

muy instruidos, una fuerza secreta lo inculca en millones de hombres<br />

ignorantes, por el poder de unas pocas palabras. Además, ciertas<br />

cuestiones que la humanidad hubiera podido conocer por medio de sus<br />

mejores inteligencias, la religión cristiana las enseña a sus hijos.<br />

Del análisis de los contenidos de la fe cristiana llega a varias conclusiones:<br />

Los ateos deben exponer sus argumentos con claridad, y no está nada<br />

claro que el alma sea material.<br />

La fe dice lo que los sentidos no dicen, pero no lo contrario de lo que<br />

ellos ven: está por encima, y no en contra. ¿Qué argumento demuestra que<br />

no se puede resucitar? ¿Es más difícil nacer o resucitar, que exista lo que<br />

nunca ha existido o que lo que ha existido siga existiendo? ¿Es más difícil<br />

empezar a ser que volver a ser? La costumbre nos presenta lo uno fácil, y la<br />

falta de costumbre hace lo otro imposible. Vulgar forma de juzgar.<br />

Aún como mera posibilidad -dirá Pascal-, es indudable que después de la muerte<br />

podríamos ser eternamente aniquilados o eternamente desgraciados. Con la misma<br />

sangre fría afirma la posibilidad de la existencia o la no existencia de Dios, pues aquí<br />

la razón no aporta evidencias. Está claro que Dios existe o no existe -no puede ser<br />

de otra manera-, pero esta disyuntiva no nos tranquiliza en absoluto. Por el contrario,<br />

nos obliga a apostar, pues estamos embarcados en la aventura de la vida y vamos a<br />

morir. Las matemáticas no demuestran la existencia de Dios, pero la lógica última del<br />

matemático Pascal resulta impecable: si apostamos por la existencia de Dios y<br />

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