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• Matxaka: Se llamaba a una máquina que rompía (no cortaba) la manzana.
• Pisoia: Pisón de madera que actuaba sobre la manzana colocada en un recipiente
de madera sobre el piso.
• Sagar-aska: Recipiente de madera donde se majaba la manzana.
• Garlia: Barrica larga, cilíndrica y estrecha de unos 200 litros de capacidad
que se usaba para llevar en carro la sidra del lagar a la casa.
• Barrika: Recipiente de madera para tener sidra en casa, con una capacidad
de entre unos 750 a 1.000 litros.
• Kupela: Barrica de mayor capacidad que la anterior, con una ventana en su
frente, por la que se accedía para limpiar su interior.
• Barrilla o mandarrilla: Barrica de unos 120 litros de capacidad que se colocaba
en el carro, bien delante o bien detrás de la garlia, para compensar
el peso en las cuestas.
• Tolare: Lagar para hacer la sidra.
Cuando había vendaval todos los caseros acudían a retirar la manzana
caída para aprovecharla haciendo sidra antes de que se pudriera.
Se cultivaban diversos tipos de manzanas: urtebia, patzulua, gezazuria,
pilistriña, mokolua, merkeliña, matxamiela, etc. Después de
limpiar el terreno y labrarlo se procedía a la siembra en surcos espaciados,
enterrando las semillas a 1-2 cm. Durante el verano se
seguía con los cuidados del suelo del vivero (que ha de estar siempre
limpio de malas hierbas), para al año siguiente sacar de este
semillero improvisado los jóvenes manzanos seleccionados y plantarlos
en aquél. La plantación de manzanos se efectuaba entre los
meses de enero y febrero.
La recogida de manzana se empezaba a finales de agosto utilizando
la kiskia con su característico pincho en la punta, procurando
que se acabara para San Martín.
Una vez en el caserío, viene la operación del triturado. Hasta
principios de siglo XX, se empleaban mazas o pisones, golpeando manualmente
hasta majar la fruta sobre el sagar-askea, recipiente de roble
de entre uno y dos metros de largo, ahuecado con la azuela a modo
de pesebre. Luego apareció la trituradora o matxaka de accionamiento
manual (luego sería a motor). Consiste en una tolva por la que van cayendo
las manzanas sobre un juego de rodillos entre los que la fruta
revienta sin que las pepitas lleguen a romperse y puedan transmitir sabores
extraños. Así se consigue una pulpa o patsa de manzana
consistente, no papillosa, que en ocasiones se dejaba toda la noche
ablandando. La pulpa macerada se deposita en el lagar o tolare, donde
se somete a la acción de la prensa (prentsa).
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