Bajar el libro en formato PDF - LasarteOriaSarean.eu
Bajar el libro en formato PDF - LasarteOriaSarean.eu
Bajar el libro en formato PDF - LasarteOriaSarean.eu
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
A las niñas nunca se les ponía pantalones. A los 14 años las niñas<br />
pasaban de usar calcetines a usar medias. Eso significaba <strong>el</strong> paso de la<br />
niñez a la juv<strong>en</strong>tud.<br />
En <strong>el</strong> calzado se notaba también también la posición social: las g<strong>en</strong>tes<br />
d<strong>el</strong> campo calzaban albarcas y los señoritos zapatos. No obstante,<br />
todo <strong>el</strong> mundo t<strong>en</strong>ía un par (y sólo un par) de zapatos para las grandes<br />
ocasiones, que se usaban hasta que se rompían.<br />
Las albarcas eran de pi<strong>el</strong>. Luego llegaron las malabarcas que eran<br />
de caucho y resistían más y resbalaban m<strong>en</strong>os. Había alpargatas blancas,<br />
negras y azul marino, y las mujeres también usaban rojas. Los<br />
chicos, <strong>en</strong> días de labor, las usaban azules o negras y los festivos blancas.<br />
Al ser calzado diario, se rompían mucho, por lo que los domingos<br />
era frecu<strong>en</strong>te estr<strong>en</strong>ar alpargatas nuevas.<br />
Hacia 1950 apareció un mocasín de goma, muy fino, <strong>en</strong> <strong>el</strong> que se<br />
metía <strong>el</strong> pie con la alpargata, de forma que servía de protección <strong>en</strong> días<br />
de lluvia.<br />
Los choclos o zuecos, que <strong>en</strong> <strong>eu</strong>skera llaman eslakapropiak, eran<br />
de madera y los usaban las mujeres para ir a lavar al lavadero. Se los<br />
ponían <strong>en</strong>cima de las alpargatas.<br />
Todas las mujeres casadas se recogían <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o <strong>en</strong> forma de moño<br />
con peineta y sujeto con horquillas. Luego se puso de moda <strong>el</strong> recogerlo<br />
con una redecilla y horquillas. Las mujeres mayores siempre<br />
llevaban pañu<strong>el</strong>o a la cabeza, g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te negro, atado con dos puntas.<br />
El p<strong>el</strong>o se arreglaba <strong>en</strong> casa, con ayuda de madres, hermanas,<br />
cuñadas o hijas. En la casa Z<strong>el</strong>aialde estaba la p<strong>el</strong>uquería de Francisco<br />
Idigoras, qui<strong>en</strong> cortaba <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o a los hombres y afeitaba. Luego abrieron<br />
Paco Juantor<strong>en</strong>a <strong>en</strong> casa Iturralde y posteriorm<strong>en</strong>te Joaquín<br />
Gabilondo y su hermano Pedro <strong>en</strong> Aurrekoetxea. Para las mujeres estaban<br />
las p<strong>el</strong>uquerías de Lasarte de Josepatxo y de Isab<strong>el</strong>. En la década<br />
de los cincu<strong>en</strong>ta había una mujer, de nombre Merche, que iba a las<br />
casas a peinar a sus cli<strong>en</strong>tas.<br />
Hasta los 13 años las niñas peinaban tr<strong>en</strong>zas y solían estar deseando<br />
que les dejaran quitárs<strong>el</strong>as pues <strong>el</strong>lo significaba que ya eran mayores.<br />
Luego se sustituyó la tr<strong>en</strong>za por unas cintas atadas detrás, o unas diademas<br />
de plástico flexible, mucho más fáciles de quitar y poner.<br />
Para abrigarse se servían de toquillas, atadas por detrás. En épocas<br />
de mucho frío era normal ver por la calle a una mujer con su toquilla,<br />
que metía las manos cruzadas d<strong>en</strong>tro.<br />
A misa siempre se iba con mantilla negra, blancas <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de las<br />
86