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LA FAMILIA
Consideramos una buena aportación al conocimiento de Oria recoger
aquí cómo era la vida de los oriatarras de antaño. Un ayer que se
remonta a la memoria de nuestros informantes más veteranos, y que
podemos situar a partir de la década de 1930.
Las familias solían ser numerosas, dicho sea en términos generales:
aventuramos que la media de hijos por familia en la pre y
postguerra en Oria rondaría los 4 ó 5.
Los padres imponían gran autoridad sobre sus vástagos, sobre todo
en la niñez y primera juventud. Esta autoridad se matizaba una vez que
empezaban a trabajar, y se convertía en cariñoso respeto con el matrimonio.
A los abuelos, tíos y demás parientes se les respetaba tanto
como a los padres. En ocasiones a los abuelos más que a los padres,
como se demuestra en el trato beori que se les brindaba, semejante al
usted en castellano.
Así como los padres mantenían a sus hijos hasta que se valían por
sí mismos, de igual forma cuando los padres se hacían mayores eran
los hijos quienes se ocupaban de ellos. La unidad familiar se concebía
de manera amplia y solidaria: nueras y yernos, si enviudaban, e hijos
huérfanos eran inmediatamente acogidos en el hogar de abuelos o tíos.
No pocas veces, matrimonios que tenían pocos hijos o carecían de
ellos adoptaban a un niño de parientes más o menos cercanos. Los hijos
naturales o adoptados gozaban de los mismos derechos: se les
trataba y consideraba como a hijo propio e incluso podía acabar heredando
los bienes familiares. Hemos recogido testimonios de
criaturas que hasta hacerse mayores nunca supieron que eran adoptados
y crecieron sintiéndose como un hijo más de sus padres. Las
adopciones tanto permanentes como temporales —para criarlos— eran
muy frecuentes en nuestros caseríos.
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