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Medalaganario - Banco de Reservas

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Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />

diversos diámetros, anchos y estrechos, dispuestos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una<br />

concepción mo<strong>de</strong>rna.<br />

lo misterioso <strong>de</strong> la resi<strong>de</strong>ncia era que estaba siempre cerrada<br />

y vacía, aunque habían instalado la electricidad. algunas noches,<br />

muy tar<strong>de</strong>, se veía luz y se escuchaban ruidos. Un camión había<br />

traído muebles nuevos, bien embalados, siempre <strong>de</strong> noche.<br />

Se pensaba que algún personaje se alistaba para mudar allí<br />

una amante y muchos comentarios <strong>de</strong> atar<strong>de</strong>cer giraban en torno<br />

a la correcta actitud que se adoptaría. ¿Protesta? ¿indiferencia?<br />

¿Repudio? ¿Silencio?<br />

Resultó que bienvenido había alquilado la casa hacía seis meses<br />

sin <strong>de</strong>cir nada a nadie, mientras se <strong>de</strong>batía entre la incuestionable<br />

conveniencia <strong>de</strong> casarse con conchita, a quien quería serenamente<br />

y con quien tenía contraído un compromiso matrimonial en cuya<br />

formalización intervino su venerado amigo jacinto <strong>de</strong> castro, y<br />

por otra parte la presencia intranquilizadora <strong>de</strong> cloe, muy llena <strong>de</strong><br />

urgencias culturales y vitales para darle lo que él quería y esperaba<br />

<strong>de</strong>l matrimonio: cariño, paz y obediencia. obediencia, cariño y<br />

paz. Paz, obediencia y cariño. Sobre todo en este último or<strong>de</strong>n.<br />

luego <strong>de</strong> la ruptura con cloe, aceleró la compra <strong>de</strong> muebles<br />

y utensilios que hacía llevar a medianoche. cuando su hermana<br />

ercilia recibió el día <strong>de</strong> la boda las llaves <strong>de</strong> la resi<strong>de</strong>ncia misteriosa<br />

encontró allí, aún embalados, un juego inglés <strong>de</strong> sala cortado en<br />

bella ma<strong>de</strong>ra rojiza con el fondo <strong>de</strong> los asientos en pajilla japonesa.<br />

Un juego <strong>de</strong> comedor norteamericano en clara ma<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> castaño,<br />

la gran cama <strong>de</strong> hierro y bronce, la vajilla, la loza, utensilios <strong>de</strong> todo<br />

tipo; hasta el indispensable equipo para colar café.<br />

Desempacar en tan escaso tiempo todo aquello, envuelto en<br />

gruesos papeles y bien atados haces <strong>de</strong> paja lejana, constituyó una<br />

tarea frenética a la cual fueron incorporados, por disposición <strong>de</strong><br />

ercilia, los familiares disponibles y sus sirvientes. todo estuvo listo<br />

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