Medalaganario - Banco de Reservas
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Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />
–es pecado sacarle provecho a mi ceguera, a mi incapacidad<br />
para imponer con dinero mis i<strong>de</strong>as. He sido vejado, burlado...<br />
como <strong>de</strong>cía mi padre: “el castigo <strong>de</strong> la vejez”... aprovecharse <strong>de</strong> las<br />
imposibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> un ciego sin dinero... ¡vaya hijo el que tengo!...<br />
o creía tener...<br />
Razones había para la abrumadora sorpresa que se había llevado<br />
ante la firme <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> su hijo. nunca había éste <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cido sus<br />
disposiciones. Su cabal cumplimiento a las normas establecidas por<br />
su padre llegaban al punto <strong>de</strong> hacerlo respetar puntillosamente el<br />
ritmo <strong>de</strong> salidas y tiempo que permitía fuera <strong>de</strong> la casa. Un pequeño<br />
<strong>de</strong>scuido en la observancia <strong>de</strong> la hora <strong>de</strong> regreso lo hacía aguardar a<br />
jacinto y graciela <strong>de</strong> pie en la calle, frente a la puerta <strong>de</strong> entrada,<br />
formalmente vestido, sombrero calado, bastón en mano y severa la<br />
actitud. jacinto balbuceaba excusas y graciela, hija comprensiva,<br />
aceptaba en silencio la situación insólita.<br />
ahora la actitud era violenta. fue, en cierto modo, la muerte<br />
<strong>de</strong>l hijo obediente y el nacimiento <strong>de</strong> un extraño, capaz <strong>de</strong> imponer<br />
i<strong>de</strong>as <strong>de</strong>sconectadas <strong>de</strong> la presagiantemente triste tradición <strong>de</strong> los<br />
viejos Prestol que bienvenido había transformado en gimbernard,<br />
aunque añorando vivencias <strong>de</strong> San Miguel, al tiempo que se esforzaba<br />
en superarlas.<br />
–Siempre tuve un extraño a mi lado, conchita... y tú estar <strong>de</strong><br />
su parte... qué dolor... Mi hijo ha muerto... en verdad nunca existió<br />
el que yo creí tener.<br />
–los hijos son ajenos. bienvenido, no son propiedad <strong>de</strong> los<br />
padres, son propiedad <strong>de</strong> la vida... somos medios nada más... los<br />
traemos...<br />
–también tú... también tú...<br />
fue el inicio <strong>de</strong> un proceso <strong>de</strong> pérdidas que él adivinó y quiso<br />
combatir tomando a bienvenidito bajo su control tan pronto <strong>de</strong>jaba<br />
el colegio, <strong>de</strong>terminado a fabricar una personalidad.<br />
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