Medalaganario - Banco de Reservas
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Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />
–¡Qué barbaridad! –dice don josé, con la mirada perdida en las<br />
vigas <strong>de</strong>l techo– no hay cultura.<br />
–Y aun más, con la cercanía <strong>de</strong> la gran cultura <strong>de</strong> los estados<br />
Unidos, es imperdonable que no se conozca a Robert H. Smith, el<br />
sabio maestro <strong>de</strong> edgar allan Poe... Nevermore –dice gravemente<br />
en voz baja– el genio insigne que expresara: The black awand gint<br />
in root dawnsy up dars noony trools of gursy stoolys.<br />
Max pali<strong>de</strong>ció aun más <strong>de</strong> lo habitual. Don josé hizo bajar <strong>de</strong><br />
un golpe un gran trago <strong>de</strong> agua <strong>de</strong> coco, echó para atrás el gaznate<br />
y con los ojos muy abiertos, exclamó:<br />
–no sabía que su dominio <strong>de</strong>l inglés fuera tan extraordinario,<br />
gimbernard, ¡qué claridad! bueno, señores, ¡abur, abur! –y partió–.<br />
Rojo como un tomate, bienvenido aguantó la risa a duras penas<br />
hasta que <strong>de</strong>sapareció el impresionado don josé. entonces empezó<br />
a dar manotazos en la mesa ahogado <strong>de</strong> risa. Durante el episodio,<br />
Max casi se traga el tabaco apagado que hizo todos los viajes posibles<br />
<strong>de</strong> un extremo a otro <strong>de</strong> su boca carnosa. Salieron <strong>de</strong>l café hacia la<br />
Plaza colón, don<strong>de</strong> se les unió Manuel emilio Suncar chevalier,<br />
un verda<strong>de</strong>ro caballero, negro <strong>de</strong> atractivas facciones, poeta, cojo<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la niñez, concienzudamente <strong>de</strong>dicado al magisterio. a diario<br />
se reunía con Manuel emilio y Max.<br />
–Hacemos un trío <strong>de</strong>l carajo. Un bizco, un cojo y un ñoco. Un<br />
blanco, un negro y un mulato... ¡a la mierda!<br />
todos los esfuerzos estaban encaminados a otra edición <strong>de</strong> su<br />
revista. en la litografía Lepervanche convinieron en <strong>de</strong>jar que la<br />
hiciera.<br />
logró obtener numerosos créditos. Papel, tintas, manufactura<br />
<strong>de</strong> fotograbados, comida, alquiler <strong>de</strong> habitación. Montones <strong>de</strong> pliegos<br />
<strong>de</strong> la revista, primorosamente impresos, estaban acomodados<br />
sobre lechos <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra en la litografía cuando se <strong>de</strong>claró un voraz<br />
incendio, y nada se salvó.<br />
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