Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />
para ello sea necesario castigar, con toda la severidad prescrita por<br />
la ley, a los perturbadores <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n público...<br />
bienvenido, <strong>de</strong>testaba a los irresolutos, a los blandos enfangados<br />
<strong>de</strong> pon<strong>de</strong>raciones temerosas. le pareció que la fuerza, eficiencia,<br />
disciplina, <strong>de</strong>terminación y altísimas ambiciones <strong>de</strong> trujillo, eran<br />
exactamente lo que necesitaba una República Dominicana caótica,<br />
indisciplinada, conspirativa e inválida.<br />
tenía trujillo 18 días en la presi<strong>de</strong>ncia cuando, 3 <strong>de</strong> septiembre,<br />
día <strong>de</strong> San Zenón, un violento ciclón azotó la república y <strong>de</strong>vastó<br />
la capital. la energía, eficiencia y celeridad accional que trujillo<br />
<strong>de</strong>mostró en aquel <strong>de</strong>sastre, amainó parte <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio que la sociedad<br />
le hacía sentir al ambicioso militar <strong>de</strong> mo<strong>de</strong>sto origen al<strong>de</strong>ano,<br />
capaz <strong>de</strong> todo por no <strong>de</strong>tener su ascenso hasta el po<strong>de</strong>r absoluto.<br />
las actuaciones <strong>de</strong> trujillo frente a la catástrofe <strong>de</strong>l ciclón <strong>de</strong><br />
San Zenón llenaron a bienvenido <strong>de</strong> admiración.<br />
el día anterior había conseguido el dinero para cubrir un atraso<br />
<strong>de</strong> tres meses en el alquiler. cuando llegó a su lado el cobrador <strong>de</strong><br />
Ulises albino, el propietario, él estaba sentado en el porche.<br />
–Usted dijo que viniera hoy...<br />
–Sí, aquí tengo el dinero, míralo –repuso sacando trabajosamente<br />
un bollo <strong>de</strong> papeletas <strong>de</strong>l bolsillo trasero <strong>de</strong> su grueso<br />
pantalón <strong>de</strong> casimir negro–. aquí está, le estoy dando nalga; no<br />
me gustan esos guaraguaos que están volando hacia arriba. Ven<br />
mañana y te pago.<br />
al día siguiente, a la misma hora, ya la casa estaba semi<strong>de</strong>struida<br />
y bienvenido se palmoteaba el abultado bolsillo.<br />
–Si pago ayer, me jodo.<br />
conchita y él habían pasado el ciclón refugiados don<strong>de</strong> ercilia,<br />
todos apretados en una sólida habitación. el furioso ulular<br />
<strong>de</strong>l viento trepidante y la resignada aceptación <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong><br />
Dios lo atontaron <strong>de</strong> sueño. en la penumbra somnolente creía<br />
143