Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />
Pero Rosa, a él le servía, y le servía lo mejor. en menos <strong>de</strong> una<br />
semana le sirvió, a<strong>de</strong>más, la dureza <strong>de</strong> su cuerpo fresco.<br />
la luna estaba alta cuando crujió la entornada puerta ver<strong>de</strong><br />
obscuro <strong>de</strong>l cuarto <strong>de</strong> Rosa. Él estaba allí. ella se quitó la camisa<br />
<strong>de</strong> dormir.<br />
en la imprenta los días subsiguientes, se impacientaba esperando<br />
la noche. Una tar<strong>de</strong> ella fue a verlo allí. Salieron juntos<br />
caminando con las manos entrelazadas. De repente él se asustó. la<br />
muchacha era muy atractiva, pero sólo buscaba en ella un escape<br />
sexual gratuito y sin complicaciones. Rosa hablaba <strong>de</strong> noviazgo<br />
formal. las brusqueda<strong>de</strong>s súbitas, en lugar <strong>de</strong> <strong>de</strong>sencantarla, la<br />
atraían. Quería <strong>de</strong>silusionarla y no encontraba el medio. Mudarse<br />
no resolvía nada: ella venía a la imprenta. Pasaron los días. Ya las<br />
noches eran largas y angustiosas. Rosa tenía un enorme apetito<br />
sexual, y para él lo sexual tenía vigencia ocasional.<br />
el curvo contorno <strong>de</strong>snudo, rielado <strong>de</strong> luz <strong>de</strong> luna, era bello y<br />
problemático. la nueva actitud, pasiva y pensativa, enfrió los ardores<br />
<strong>de</strong> la adolescente. Una alta noche cuando regresó a la pensión<br />
y se dirigió en puntillas al cuarto <strong>de</strong> Rosa, la puerta tuvo echado el<br />
cerrojo. el affair había terminado.<br />
le apasionaban las noches por su transcurrir calmado y su<br />
vagancia, por su color, su perfume <strong>de</strong> flores como nardo y jazmín,<br />
que se acentúan en las horas oscuras.<br />
Siempre tuvo amigos para conversar, discutir y vociferar <strong>de</strong><br />
noche. años atrás, en su casa en San Miguel, ercilia, la más amorosa<br />
y presagiante <strong>de</strong> sus hermanas, le pagaba para que regresara<br />
temprano. le llamaba a aquello comprar las noches. el aceptaba<br />
el trato, sabedor <strong>de</strong> que ercilia no dormía hasta su regreso, pero<br />
llegaba usualmente tar<strong>de</strong>, sin maldad, entretenido con sus amigos,<br />
conversando en alguna esquina. en San juan no existía la ocasional<br />
preocupación <strong>de</strong> que ercilia estaba insomne.<br />
59