Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
Medalaganario - Banco de Reservas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Jacinto Gimbernard | MeDalaganaRio<br />
y se lo reventó en la cabeza al militar, que se <strong>de</strong>rricó dos metros<br />
abajo hasta encontrar la cuna <strong>de</strong> una zanja húmeda. cuando esto<br />
sucedió todavía él no había formado familia con Vitalia. Percatado<br />
<strong>de</strong> la gravedad <strong>de</strong> su acción huyó al cibao, al entonces remoto y<br />
poco accesible corazón <strong>de</strong> la República. Sin carreteras y huyendo<br />
sin recursos, la empresa constituía una hazaña ciclópea.<br />
en la aventura perdió las uñas <strong>de</strong> los pies, que nunca más le<br />
salieron. Sus raídos zapatos se habían <strong>de</strong>shecho en los inicios <strong>de</strong><br />
aquella <strong>de</strong>saforada huida. Sus pies no habituados al tránsito abrupto,<br />
se cubrieron <strong>de</strong> heridas. Recibió con masoquismo su dolor, como<br />
un animal salvaje evitando ser visto. las autorida<strong>de</strong>s no pudieron<br />
encontrarlo y aquel escape <strong>de</strong>jó el documento <strong>de</strong> una monstruosa<br />
forma en la punta <strong>de</strong> sus pies.<br />
bienvenido, precoz en las apreciaciones trágicas, siempre vio<br />
en los pies <strong>de</strong> su padre un argumento justificatorio <strong>de</strong> dramáticas<br />
convicciones acerca <strong>de</strong> su familia. estaban marcados por el drama.<br />
a la pobreza la sentía como la expresión más benigna <strong>de</strong>l sino dramático<br />
y por eso la acogía con cariño y simpatía. Hasta con gratitud.<br />
como su padre, habría <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con el tiempo: bien vengas, mal,<br />
si vienes solo.<br />
con blandura y conformidad, laíto había pronunciado esta<br />
frase mientras salía <strong>de</strong> la casa con bienvenido agarrado <strong>de</strong> su rugoso<br />
<strong>de</strong>do mayor. acababa el muchacho <strong>de</strong> caerse <strong>de</strong>l árbol gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />
patio. otra vez. Sólo que ahora no se había hecho daño. la vez<br />
anterior había caído sobre un machete clavado en el tronco con el<br />
filo inexplicablemente hacia arriba. Se hirió malamente a escasos<br />
milímetros <strong>de</strong> los genitales. ahora, en ánimo <strong>de</strong> celebrar lo inocuo<br />
<strong>de</strong> la caída, laíto salía a dar una caminata con él.<br />
atravesaron apaciblemente los límites <strong>de</strong>l barrio y se internaron<br />
en el <strong>de</strong> Santa bárbara. Des<strong>de</strong> allí, caminando sin rumbo, llegaron<br />
al puerto. Un balandro <strong>de</strong> ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>sconocida atracaba. todavía<br />
43