Memorias del IGME. Tomo 15 - Instituto Geológico y Minero de ...

306 DESCRIPCIÓN MINERA PROVINCIA DE HUELVA 307
Finalmente, el malogrado ingeniero del Cuerpo de Minas, D. Eloy rocas ferruginosas del sombrero de hierro señalan perfectamente al
Cossio v Cos, descubrió en 1367 al noroeste de la mesa de Los Pinos, exterior la extensión y figura del relleno piritoso, y eso mismo se
en el sitio titulado El Valle, otro criadero, cuya magnitud no es com observaba en el respaldo meridional ele la masa de Xerva antes de
parable, por su pequeñez, con la de los otros cinco que hemos que la labor á cielo abierto la hiciera desaparecer; pero ya no es
nombrado. En la lámina 8 se señala con la letra E. tan fácil reconocer igual correspoudeucia en el limite septentrional
Tanto se ha escrito ya de los criaderos de Iiio-Tinto, que seria muy de ese criadero, porque los escombros, debidos á hundimientos y
difícil decir nada nuevo acerca de ellos si los grandes trabajos de derrumbes ocurridos en la cumbre del cerro Colorado, lo ocultan
investigación r' explotación desarrollados por sus actuales poseerlo- en gran parte, y también porque las rocas ferruginosas se extienden
res, no hubieran puesto á la vista diversas circunstancias que per- sobre los pórfidos, segiu► ocurre por el lado occidental del mismo
miten fijar mejor que hasta ahora las condiciones y los limites pro- yacimiento.
bables de los mismos criaderos. En los de Salomón, de La Cueva del Lardo y del Balcón del Moro,
Pudiendo aplicarse el calificativo de inmensos á esos depósitos de el deslinde de los verdaderos asomos es todavía más dificil, por ser
piritas, nada tiene de extraño que la montera ó sombrero de hierro escasos los puntos de referencia donde pueda señalarse de una manera
que les cubre se ofrezca también coi' dimensiones extraordinarias; precisa el contacto entre la montera de los criaderos y las rocas que
y como, por otra parte, presentan esos asomos caracteres muy bien constituyen la caja.
definidos, natural es considerarlos como tipos de referencia para los En el respaldo septentrional del i►ltimamente citado, al pie de las
demás análogos de la provincia, ocurriendo otro tanto con las alte- crestas pizarreñas de su mismo nombre, es donde aparecen mejor
raciones que se observan en las rocas de la caja y con las demás cir-
constancias geognósticas relacionadas con la manera de ser de esta
marcados los caracteres diferenciales entre las rocas de la caja las
y
del sombrero de hierro; pero en el lado del sur, tanto este criadero
clase de criaderos.
como los de Salonaón y de La Cueva del Larlo se hallan cubiertos por
Al describir sus caracteres generales, nos hemos ocupado con has- un manto de acarreo, procedente del siunilmero de trabajos antiguos
tante detalle de las rocas que constituyen los asomos, bastando re- que tienen totalmente acribillada la parte septentrional de la cumbre
cordar ahora, que esos asomos ó crestones ferruginosos están eses- del cerro Colorado y el pie de las laderas del Salomón en toda la parte
que se extiende por el hoyo de Valdetimones hacia la cueva tanciahueute
compuestos de hematites roja, en cuya masa suelen verse
granos de cuarzo hialino. Dicha hematites se halla unas veces al es- tas veces citada, hallándose allí tan repetidas y tan próximas las se-
tado terroso, otras con estructura compacta, y ya se ofrece caver- males de pozos, que bien puede compararse el paraje con el fondo de
cosa ó ya presenta formas arriñonadas de color abigarrado, que en uu harnero. A lo expuesto se agrega el que eu ciertos sitios el crestón
ferruginoso gravita sobre las rocas porfídicas, segun sucede en
ocasiones tiene brillo metálico; de cuya i►ltima variedad pueden ce-
cogerse hermosas muestras en las laderas septentrionales de los co- la umbría del cerro Colorado y en el intermedio de los criaderos d e
rros Salomón y Colorado. De todos modos, el sombrero de hierro no La Cueva del Layo y ele Salomón, todo lo cual, repetimos, no puede
es otra cosa, segun dejamos explicado más atrás, sino la parte des- menos de enmascarar los caracteres exteriores.
compuesta de los mismos criaderos piritosos, ó sea lo que pudiera
llamarse su zona oxidada. d E
El
h,u los criadero s d e l Valle y de San Dionisio, los contornos de las
Resulta de todo ello tal confusión poi,
Iluc sólo la vista de la su-
perficie del terreno, seria sun►amentedifíc 1, y mejor dicho imposi-
lile, la demarcación de los tres depósitos de piritas que allí existen,