Memorias del IGME. Tomo 15 - Instituto Geológico y Minero de ...

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He aquí, para terminar, las palabras con que el mismo autor da chas substancias vienen de las profundidades de La Tierra, mientras
que parece racional suponer que existían uniforn►emenle diseminafin
al capitulo que trata de esta materia:
»A propósito de los filones podría repetirse cuanto hemos dicho das en las rocas hasta el punto (le ocullarse ri la delicadeza de nnes-
»acerca de la. uniformidad con que obra la naturaleza en la forma- tros análisis.
»ción de las rocas eruptivas en todas las épocas; uniformidad que no La idea de la secreción lateral parece, pues, natural y ha impre-
»ha podido encontrar contradicción ni en la variedad misma de las sionado hace mucho tiempo á los antiguos mineros. Se comprende,
»rocas. Y para ser breves, diremos:
1.° Que la naturaleza ha actuado siempre del mismo modo
en efecto, que pueda aplicarse á muchos hechos y que adquiera gran
consistencia cuando se relaciona con el metamorfismo en su acep-
en
»la formación de los filones que presentan siempre la misma estruc-
»tara .
»2.° Que el principal agente empleado en sus uitiltiples procedición
más extensa, es decir cuando se refiere á la transformación (le
las rocas, desde las nmás modernas hasta las míis antiguas.
»Asociando la idea de la diseminación de las substancias metálicas
»ntientos fué siempre é invariablemente el agua. en las rocas con la del metamorfismo considerado como un fen 1 áme-
Que los mismos minerales ó minerales apólogos se han no que al presente se ejerce todavía en todo el espesor de la corteza
terrestre, no sólo bajo la influencia de las diferencias en el grado de
»producido en todas las épocas.»
,M. Alfredo Caillaux, ingeniero de minas, ha escrito una obra i ti _ calor que determinan las afinidades químicas, sino también bajo la
ublicada en París en 1875, con el título de Cuadro [lene- del agua, que, como en un vasto oc é ano snbterrineo, circula en el
trresante, p •
Val y descripción (le las minas n►etálicas y ele los combustibles minera- seno (le las masas minerales, entre sus moléculas y en sus ititersticios
y quiebras, en estado liquido, gaseoso, esferoidal ó caldeado, ó
les de Francia, (le la cual liemos tomado algunos dalas
bajo la de las acciones eléctricas, en fin, llega uno á formarse idea de
Uno de, los párrafos (le este libro lo dedica su autor á exponer la
la inmensa serie de hechos realizados desde, los tiempos geológicos
lea la de los yacimientos metalieros, empezando desde Agrícola hasta
Bernardo vol, Cotta, después de lo cual emite si' opinión el los s, más remotos, (le los cuales ni icl►os, la mayor parte, no se han hecho
visibles para nosotros si ti o por las proftu►das denurlaciones ó por
gtiientes términos:
»La diversidad ele opiniones sustentadas hace comprender cuán los movimientos (le la corteza terrestre que los han puesto á nuestro
alca alcalice.
complejo y dificil de tratar es el asunto:yes probable que, como ha
dicho con gran prudencia el profesor Cotta, no se logre nunca for- Las masas minerales sedimentarias se hallarán tanto más transformadas
cuanto mías se acerque su origen á los tiemp s geológicos
molar una teoría que abrace la generalidad de los hechos.
primitivos; las substancias metaliferas que contenían, arrastradas en
»Mientras más se adelanta y mayores conquistas hace la ciencia,
tia movimiento molecular de una lentitud infinita, llenarán sus griemás
parece reconocerse que los depósitos metalíferos han podido
originarse al mismo tiempo por procedimientos muy diferentes. tus, constituyendo en ellas filones propiatnenle dichos ó concenlrinlose
según ciertas líneas, formando masas más ó menos exten-
»El origen de las substancias que constiluyeu esos depósitos no está y
aiut bien definido: nosotros mismos no nos damos cuenta de la va- sas, rodeadas de roca pizarreúa concéntrica ó paralela á la forma que
quedad que encierra el pensamiento que expresamos al decir que di- tengan, y en uno y otro caso presentarán asociaciones diversas, segun
las influencias eléctricas á que hayan estado sometidas.
En las capas más recientes las substancias metálicas podrán estar
(1) Tablean, etc.: Paría, 1883,