Memorias del IGME. Tomo 15 - Instituto Geológico y Minero de ...

85 DESCRIPCION MINERA PROVINCIA DE BI'ELVA
nes á ?357 toesas de altitud, como el de mercurio de Guancavelica de asegurarse que ni unos ni otros estaban en lo cierto, puesto que
en el Perii, c los hay más altos ai►n. Para salvar esta dificu'tad ale han surgido nuevas teorías (lile explican mejor los hechos que se ob-
gaba liir van, el célebre mineralogista, que había existido un fluido servau, sin que por eso se haya llegado ❑i sea dable llegar á la vercaótico,
en el cual se habiau mantenido en disolución todas las subs- dad absoluta.
tancias en virtud de una división extraordinaria, y que ese fluido á Y ésta es la ocasión de manifestar que, no obstante esa incerti-
su vez había sido muv escaso, de modo que la precipitación se ha- lumbre; á pesar de esa creencia que abrigan los más sabios li los
bia efectuado rápidamente. más prudentes de que las teorías con que se trata de explicar los fe-
Otro de los naturalistas á quienes puede colocarse en la categoría nomenos (le la naturaleza, rara vez ó nunca llegarán á coincidir con
de los que desde la época de los alquimistas hasta principios del Si la verdad, puesto que desconocemos la base fundamental de ellos, }
glo xix sufren el anatema común de haber querido explicar la for- es tan peligroso encerrarse en una ortodoxia absoluta explicándolo
oración de los criaderos metaliferos por la transmutación (le las todo por la voluntad del Sér Supremo, como dar rienda suelta á la
substancias minerales, es el académico Patrio, que en una de sus imaginación y caer el¡ el materialismo más absurdo; ;i pesar de esa
obras, por los años de 178 1, se siente inclinado á admitir, dice Fonr- incertidumbre, ó, si se quiere, de esa seguridad de que las teorías no
net (1), una especie de organización en la corteza de La Tierra; y se- son casi nunca la explicación real de los hechos, ]las, que reconocer
giro esta idea, considera los filones metálicos como una especie de que son absolutan►ente indispensables; que sin ellas no podría la ra-
caries que experimentan las capas (le dicha corteza. Creía, pues, que zón conducirnos á nuevos descubrimientos y las ciencias de observa-
los más gruesos empezaron á formarse insensiblemente y que su acre- clon se estancarían: teniendo tal influencia en el progreso de los co-
centamiento se ha realizado de una manera progresiva, como la ca- nociulientos humanos, que si en muchos uo se La adelantado todo lo
ries de los huesos de los animales del tejido leñoso de los árboles. que debía, ha sido por haberse preferido entre dos hipótesis la me-
Por los años de 1735 á 1787 empieza el periodo mis importante nos buena y haberse aferrado á ella, sin tener en menta los hechos
de la historia de los trabajos que se han hecho para explicar el ori- que la contradecían ó que en manera alguna podían explicarse con
gen de los criaderos minerales y particularmente los melaliferos; su auxilio. Es, pues, importante en Geología, como en las demás
porque en esa (-poca empieza la encarnizada lucha entre neptunistas ciencias fisico- naturales, no desdeñar las teorías y adoptar de ellas
y plutonistas, á cuya cabeza figuraron Abraham Gottlob lVerner, lo que nos parezca más razonable para que nos sirva de guía en
natural de NVehrau, en Prusia, y J. llutton, nacido en Edimburgo: nuestros trabajos, }- no empeñarse en sostener lo erróneo, en creer
profesor de la Escuela de Minas de 1 reyberg el primero y químico ciegamente lo que ha dicho otro, por grande que sea su autoridad,
eminente el segundo. Tenía éste casi doble edad que Werner cuando, sin someterlo á la observación propia; ni dar á ésta, como hacen mu-
propagadas las teorías geológicas de lino y otro, nacieron las dos ellos, más valor que el que debe tener, por no estimar debidamente
escuelas en que por tanto tiempo han estado divididos los que pre- lo que han visto y afirmado otros. En una palabra: tau malo es ]au-
teuden explicar la manera cómo se ha formado La Tierra, sin haber zarse en una serie de investigaciones con el propósito de ¡lo apar-
llegado ai►n, por más que se haya afirmado lo contrario, á saber tarse de las ideas aceptadas por determinada escuela ó por el propio
cuáles tenían razón ó estaban en camino de tenerla; ó más bien pue - convencimient o, como dedicarse tt ellas sin criterio ninguno, cual
el que vaa la ventura, recogiendo hechos sin relacionarlos entre si ni
referirlos
(11 Fournet, loc. cit., pág. 1u.
á un sistema más Ii menos bien combinado.
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