Memorias del IGME. Tomo 15 - Instituto Geológico y Minero de ...

93 DESCRIPCIÓN MINERA
partidarios de Werner, dice en su Discurso ele las velas, pronuncia-
do en los ejercicios del Real Seminario de Minería de Méjico (1), des-
pués de citar las teorías de _1gricola, Ilecker y Leliman, que ual(t-
Talmente condena: «Posteriormente Zimmermanu concibió que las
»hartes terrestres de las rocas se lransmutarou en las metálicas de
»las velas. La química de su tiempo, en vez de ilustrarle, fué lo que
»le indujo á este error. Y así el más benemérito es Oppel, pues De-
»lius copió á Agrícola en la mayor parte, y los demás á Zimnier
»mann; pero Oppel sentó los primeros fundamentos de la teoría de
»W erner, que supone que las masas de las montañas porosas y bu-
»modas al principio, por ser un sedimento formado por la vía liÚ-
>>meda, debieron encogerse v asentarse desigualmente por su diversa
»cohesión y altura, y de consiguiente rajarse, como se rajan toda-
vía, á pesar de su consistencia, en los anos muy lluviosos y con los
terremolos; y que las matrices y minerales de las vetas son los
,,p ,,precipitados de las disoluciones, por la mayor parte quimicas, que
» cubrieron los parajes donde estaban las rajas abiertas y las llena-
rou. Ellos puntos vol á comprobar con nuevos hechos, recogidos
»en los Reales de minas del reino por D. Federico Souneschmid (2),
»asegurando que por ser breve me be visto muy embarazado en la
PROVINCIA DE IICr?LV:\ rI
importantes como las Observaciones sobre la Iliatoria natural, g importanteseo-
agricullara, población y frutos del .cirro (le Valencia T, de
D. Antonio José Cavanillas, ó el' multitud (le tratados, m;is breves
pero importantes, que aparecieron el, los :Iaales de Historia natural,
desde 1799 á 13U 1, como el de Ispiñeyra, tiluludo Compañeros
criaderos (le las especies minerales (2).
.Mencionaremos también de pasada, sin especi fi car siquiera la doc-
trina que sostuvieron, por no haber espacio para ello; pero no pue-
den pasarse enteramente en silencio, porque eoutribulero❑ con sus
tcabajus al conocimiento de tus criaderos minerales, va estudiando
los fenómenos atribuidos al calor central, para defenderlos unos,
para combatirlos otros, como Laplace, Lagraugc, d'_lilbuissou, Cor-
dier, Fourier, Boussingault, y mjis adelante Arago, Iteich de la Vive,
liupffer, Boasse, Greeuougll, Gemellaro, Ladame, Poisson, N al-
ferdin, Marcel des Serres, IIopl:ius, Fox, IIenvvood y lliscbof;
ya paca
describir las comarcas eu que se selialau los efectos v aun l os prodoctos
de ese fuego iuteruo, como Dolomieu, (le Saussure, Spallan-
zani, lloffmann, -llacl;euzie, )Iacculoch hufrenoy Coustaut Prevost
y Lardy; ya, en din, estudiando los fenómenos que habían de. cou-
ducir al conocimiento de otro agente tau poderoso por lo menos,
»elección: tanto es lo que abundan y tan extraordinarios" como el agua de ]os neptunistas ó el fuego de los plutonistas, que at-
Las palabras subrayadas, después de la lacónica, pero bien congnuos,
los u►is, atribulen á la acción simultánea de estos dos ageudensada
teoría de Weruer, prueban que D. Andrés del Rio era mantes,
pero obrando de una manera lenta y constante, al nlclamor/ismo,
tenedor acérrimo de las ideas de su maestro.
el' fin, como lo llamó Lvell en 11125, cava denomiuacióu conserva; lIa-
No las liemos encontrado expresadas en sus obras; pero es casi
biéudose distinguido también en esta serie de investigaciones desseguro
que seguían las mismas corrientes que D. Andrés del Rio sus
pués de Lyell, Studder, lleriam, lcilleau, Jacl