Hacia-Rutas-Salvajes-Into-The-Wild-Jon-Krakauer
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en primavera, debido al deshielo, viajar con trineo incluso con una máquina<br />
quitanieves, alguien entró en las tres cabañas y las saqueó. Los víveres<br />
terminaron por estropearse al quedar a merced de los animales y las<br />
inclemencias del tiempo.<br />
El acto vandálico no se descubrió hasta finales de julio, cuando un biólogo<br />
que realizaba un trabajo de campo, Paul Atkinson, llegó a la cabaña del<br />
servicio de guardas forestales por el camino del parque del Denali, después de<br />
una agotadora travesía de 15 kilómetros por los bosques cercanos a la<br />
cordillera Exterior. Quedó sorprendido y perplejo por el grado de violencia<br />
gratuita con que la habían asaltado.<br />
«Desde luego, no era la obra de un oso —explica Atkinson—. Estoy<br />
especializado en el comportamiento de los osos y sé el aspecto que habrían<br />
tenido los daños si uno de ellos hubiera sido el causante. Parecía más bien<br />
como si alguien hubiese entrado allí con un martillo de carpintero decidido a<br />
llevárselo todo por delante. A juzgar por la altura de las hierbas que crecían a<br />
través de los colchones que habían arrojado fuera, había sucedido hacía varias<br />
semanas.»<br />
«Lo habían destrozado todo —dice Will Forsberg—. Destruyeron cuanto no<br />
estaba clavado. Las lámparas aparecían rotas, así como los cristales de las<br />
ventanas, casi sin excepción. Arrastraron fuera camas y colchones y los<br />
amontonaron, arrancaron tablones del techo, agujerearon los bidones de<br />
gasóleo, movieron de sitio la estufa e incluso sacaron una gran alfombra para<br />
que se pudriera. La comida había desaparecido. Si Alex hubiese encontrado la<br />
cabaña, no le habría servido de gran cosa. O tal vez el problema es que la<br />
encontró.»<br />
Forsberg considera que McCandless es el primer sospechoso del ataque<br />
que sufrieron las tres cabañas. Cree que las descubrió poco después de llegar<br />
al autobús, a principios de mayo, y las saqueó en un acceso de rabia porque<br />
encarnaban una injerencia de la civilización en su valiosa experiencia de<br />
contacto con la naturaleza. Sin embargo, esta teoría no explica por qué no<br />
destruyó también el autobús.<br />
«Sólo es una intuición —dice Carwile mientras confiesa que también<br />
sospecha de Chris—, pero me parece que sus opiniones eran similares a las<br />
de algunos ecologistas radicales. Desde su punto de vista, destrozar las<br />
cabañas habría sido una manera de proteger la naturaleza. O puede que<br />
sintiera un profundo odio contra el Gobierno. Si vio el rótulo de la cabaña del<br />
parque del Denali, a lo mejor supuso que las tres eran propiedad<br />
gubernamental y decidió dar un golpe contra el Gran Hermano. Entra en el<br />
terreno de lo posible.»<br />
Por su parte, el servicio de vigilancia de parques no cree que McCandless<br />
fuera el saqueador.<br />
«No hemos logrado averiguar quién lo hizo —dice Ken Kehrer, el jefe del<br />
servicio de guardas forestales del Parque Nacional del Denali—, pero no<br />
sospechamos de McCandless.»<br />
De hecho, no hay nada en el diario o en las fotografías que indique que se<br />
aproximó a las cabañas. Cuando se alejó del autobús a primeros de mayo, las<br />
fotografías muestran que se dirigió hacia el norte siguiendo el curso del<br />
Sushana, es decir, en la dirección opuesta. Aunque hubiera dado con ellas por<br />
casualidad, es difícil imaginar que las saqueara sin vanagloriarse de su hazaña<br />
por escrito.<br />
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