Hacia-Rutas-Salvajes-Into-The-Wild-Jon-Krakauer
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»Alex venía a cenar a casa casi cada noche —continúa—. Comía mucho.<br />
Jamás dejaba nada en el plato. También era un buen cocinero. A veces pasaba<br />
a recogerme para ir a casa de Wayne, donde preparaba la cena para todo el<br />
mundo. Muchos de los platos que cocinaba eran a base de arroz. En contra de<br />
lo que cabía esperar, no lo aborrecía. Aseguraba que nueve kilos de arroz le<br />
bastaban para alimentarse un mes entero.<br />
«Cuando estábamos juntos, hablaba mucho. De cosas serias, como si me<br />
abriera su corazón. Según él, ciertas cosas sólo podía contármelas a mí. Se<br />
veía que algo lo atormentaba. Era evidente que no se llevaba bien con su<br />
familia, pero nunca dijo gran cosa de ellos, salvo de Carine, la hermana menor.<br />
Me contó que estaban muy unidos. Decía que era muy guapa, que los chicos<br />
se giraban para mirarla cuando iba por la calle.»<br />
Westerberg, por su parte, consideró que los problemas familiares de<br />
McCandless no eran de su incumbencia. «Siempre imaginé que debía de tener<br />
una buena razón para estar enfadado con ellos. Sin embargo, ahora que ha<br />
muerto, ya no estoy tan seguro. Si el pobre Alex estuviera aquí delante, no<br />
podría evitar leerle la cartilla: "¿En qué demonios estabas pensando? ¡No<br />
hablar con tu familia durante todo ese tiempo y tratarlos tan mal! Uno de los<br />
chicos que trabaja para mí ni siquiera tiene padres, pero no oirás nunca que<br />
vaya por ahí quejándose." De todos modos, los tratara como los tratase, le<br />
aseguro que he visto cosas mucho peores. Conociendo a Alex, no me<br />
extrañaría que sólo estuviera ofendido por algo que sucedió con su padre y no<br />
quisiera dar su brazo a torcer.»<br />
La conjetura de Westerberg, como luego se demostraría, era un diagnóstico<br />
bastante perspicaz de la relación que mantenían Chris y Walt McCandless.<br />
Tanto el padre como el hijo eran intransigentes y excitables. Dada la necesidad<br />
de controlar de Walt y el carácter exageradamente independiente de Chris, el<br />
enfrentamiento fue inevitable. Mientras estudió, Chris se sometió a la autoridad<br />
paterna hasta extremos sorprendentes, pero lo hizo a costa de acumular un<br />
resentimiento cada vez mayor. Fue obsesionándose por lo que percibía como<br />
defectos morales de su padre, la hipocresía del estilo de vida de su familia, la<br />
tiranía de su amor con condiciones. Al final, se rebeló, y lo hizo con la<br />
desmesura que lo caracterizaba.<br />
Poco antes de desaparecer, Chris se quejaba en una carta a Carine de que<br />
el comportamiento de sus padres era «tan irracional, opresivo e insultante que<br />
ha superado el límite de mi paciencia». Y añadía:<br />
Puesto que nunca me tomarán en serio, durante los meses que sigan a<br />
la graduación voy a dejar que crean que tienen razón, que estoy<br />
empezando a «ver las cosas como ellos» y que nuestra relación se<br />
estabiliza. Pero cuando llegue el momento actuaré de repente, de la noche<br />
a la mañana, y los borraré de mi vida por completo. Me divorciaré de ellos<br />
de una vez para siempre y no volveré a hablar con ese par de idiotas<br />
mientras viva. Romperé con ellos de una vez y por todas, para toda la vida.<br />
La frialdad que Westerberg intuía entre Alex y sus padres contrastaba con lo<br />
afectuoso que se mostraba en Carthage. Cuando estaba de buen humor, era<br />
sociable y cordial, tanto que cautivó a mucha gente del pueblo. Cuando llegó<br />
por segunda vez a Dakota del Sur, ya tenía correspondencia aguardándole,<br />
cartas de personas a quienes había conocido en la carretera, entre ellas, según<br />
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