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Bhagavad Gita - The Conscious Living Foundation

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Annie Besant – <strong>Bhagavad</strong> <strong>Gita</strong><br />

quien por derecho hereditario recayó la regencia, quedando como presunto sucesor de la<br />

corona el primogénito de Pandu, quien, como ya hemos dicho, se llamaba Yudhishthira.<br />

Durante la regencia de Pandu, sus cinco hijos se distinguieron notablemente por su<br />

vasta instrucción a la par que por sus brillantes hechos de armas, hasta el punto de<br />

excitar la envidia de su primo Duryodhana, el primogénito de Dhritharashtra. Después<br />

de varias intentonas contra los príncipes pandavas y viendo que nada podía por la<br />

fuerza, recurrió Duryodhana a la astucia, concertándose al efecto con un hábil jugador<br />

de dados, por nombre Sakuni, quien, a instigación de aquél, aprovechó la pasión de<br />

Yudhishthira por el juego, con el artero designio que apostara éste el reino y lo perdiese.<br />

En efecto, invitado a jugar el rey, Yudhishthira, fue perdiendo sucesivamente la corona,<br />

su patrimonio personal y, por fin, su misma mujer, la que, separada en consecuencia de<br />

su esposo, quedó reducida a ignominiosa esclavitud. Según las condiciones estipuladas<br />

en el juego, el ganancioso Duryodhana debía reinar por tiempo de doce años, y durante<br />

este período fueron desterrados los cinco príncipes pandavas, quienes sufrieron en su<br />

errabunda vida toda clase de privaciones.<br />

Expirado el plazo convenido, reclamó Yudhishthira la corona; pero el pérfido<br />

Duryodhana no quiso reconocer en modo alguno los legítimos derechos de su primo,<br />

por lo que después de varios intentos de aveniencia, resolvió el desterrado monarca<br />

confiar su razón a fuerza de las armas, reuniendo, al efecto, con el apoyo de varios reyes<br />

vecinos, un fuerte ejército para atacar al usurpador, quien por su parte reunió también<br />

poderosas fuerzas.<br />

Dhritharastra, el rey ciego que reinaba sin gobernar, condescendió por exceso de amor<br />

paternal con las injusticias de su primogénito, desdeñando las exortaciones con que<br />

Krishna y otros hombres piadosos trataron de disuadirle.<br />

Entonces le preguntó Krishna si desearía recobrar la vista para presenciar por sí mismo<br />

la batalla que iba a librarse; pero como Dhritharashtra rehusara tamaño beneficio,<br />

concedió Krishna (en virtud de los sobrehumanos poderes de que estaba dotado) a<br />

Sañjaya, conductor del carro de Dhritharashtra, las necesarias facultades visuales y<br />

auditivas para no perder ni un pormenor de cuanto sucediese en la batalla, a fin de<br />

relatárselo al rey ciego.<br />

Encontráronse las contrarias huestes frente a frente en el sagrado campo de Kuru. El<br />

ejército de los Pandavas iba mandado por Bhima, hijo segundo de Pandu y famoso por<br />

su valor en los combates y su pericia en el arte de la guerra. El ejército de los Kuravas<br />

estaba al mando de Bhisma, el hermanastro de Vichitravirya y tío, por lo tanto, de<br />

Dhritharashtra y Pandu.<br />

El autor del poema supone que la Divinidad se encarna en el cuerpo de Krishna el<br />

Vyasa, quien toma partido por los Pandavas, manifestando particular afecto al príncipe<br />

Arjuna, el tercero de los hijos de Pandu, cuyo carro de guerra conduce el mismo<br />

Krishna en favor de su nieto.<br />

A punto estaba de empezar la batalla, cuando Arjuna, deseoso de darse cuenta de la<br />

situación, suplica a Krishna que guíe el carro hasta colocarlo en el espacio que separa a<br />

las dos huestes, y allí el Dios le va nombrando los combatientes de una y otra parte. A<br />

podérase el espanto del corazón de Arjuna al ver que ha de pelear fratricidamente contra<br />

gentes de su propia sangre, y desalentado arroja arco y flechas con la resolución de<br />

dejarse matar inerme antes de herir a sus parientes en la nefanda pelea. Entonces<br />

Krishna le expone razones y argumentos en contrario, declarándole la admirable<br />

doctrina que palpita en todos los versículos del Canto, de lo que convencido, por fin se<br />

resuelve Arjuna a pelear contra los Kuravas, cuya completa derrota restituye a los<br />

Pandavas el usurpado trono de Hastinapura. El diálogo o coloquio que antes de la<br />

batalla sostienen Krishna y Arjuna constituye, según verá el lector, el asunto episódico<br />

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