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Muchos de nosotros crecimos pensando que la ambición o el deseo eran malos.<br />

"La gente ambiciosa es gente mala", solía decir mi mamá. Pero sin embargo, todos<br />

tenemos dentro de nosotros esas ansias de tener cosas lindas, nuevas o excitantes. Así<br />

que para mantener esa emoción de deseo bajo control, los padres a menudo encuentran<br />

formas de suprimir ese deseo con la culpa.<br />

"Tú sólo piensas en ti mismo. ¿No sabes que tienes hermanos y hermanas?" era<br />

una de las favoritas de mamá. O "¿qué es lo que quieres que te compre?" era la favorita<br />

de mi papá. "¿Piensas que estamos hechos de dinero? ¿Crees que el dinero crece en los<br />

árboles? No somos gente rica, ya sabes."<br />

No eran tanto las palabras en sí, sino la culpa entrampada con el enojo que iba en<br />

ellas, lo que me llegaba.<br />

O la inversa de la culpa entrampada era "estoy sacrificando mi vida para<br />

comprarte esto. Te lo estoy comprando porque yo nunca tuve esa posibilidad cuando<br />

era niño". Yo tengo un vecino que está quebrado como piedra, pero no puede<br />

estacionar su auto en el garaje. El garaje está lleno de juguetes de sus hijos. Esos<br />

mocosos malcriados obtienen todo lo que piden. "Yo no quiero que conozcan ese<br />

sentimiento de deseo", son sus palabras de todos los días. El no tiene nada guardado<br />

para la universidad, o para su retiro, pero sus hijos tienen cada juguete que se fabrica.<br />

Recientemente, le llegó una nueva tarjeta de crédito por correo, y llevó a sus hijos a<br />

visitar Las Vegas. "Lo estoy haciendo por los chicos", dijo con tono de gran sacrificio.<br />

Padre rico prohibía las palabras "no puedo permitirme esto".<br />

En mi casa verdadera, eso era lo único que yo escuchaba. En lugar de eso, papá<br />

rico requería que sus hijos dijeran "¿Cómo puedo hacer para pagar esto?" En su<br />

razonamiento, las palabras "no puedo pagar esto" cerraban el cerebro. Ya no había más<br />

nada que pensar. "¿Cómo puedo hacer para pagar esto?" abría el cerebro. Forzaba a<br />

pensar y buscar respuestas.<br />

Pero más importante aún, él sentía que las palabras "no puedo pagar esto" eran<br />

una mentira. Y el espíritu humano lo sabía. "El espíritu humano es muy, muy<br />

poderoso", decía. "Sabe que puede hacer cualquier cosa". Al tener una mente perezosa<br />

que dice, "no puedo permitirme esto", se desata una guerra dentro de uno. El espíritu<br />

está enojado, y la mente perezosa debe defender su mentira. El espíritu está gritando<br />

"adelante, vayamos al gimnasio a entrenarnos" Y la mente perezosa dice, "pero estoy<br />

cansado. Trabajé muy duro hoy". O el espíritu humano dice, "estoy harto y cansado de<br />

ser pobre. Salgamos a hacernos ricos". A lo cual la mente perezosa responde, "la gente

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